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domingo, 6 de julio de 2008

Es la hora del adiós


Viendo la película de John Travolta "Michael" en la que hace él de ángel, ha aparecido en un momento del film la frase que pongo como titular: es la hora del adiós.
Me ha venido al pensamiento a qué le llamamos adiós. Ahora mismo yo tengo una definición que la estoy viviendo y, me doy cuenta, que el adiós comienza cuando partiendo de un día, comienzas el rosario de despedidas ante pensamientos y sensaciones que alguien te ha producido. Las emociones no saben todavía que ese alguien no está, aún no lo han asumido, será el tiempo y las carencias quienes dirán esto y será vivir lo contrario a la hora feliz que hace años dedicaban algunos locales de ocio, la cual pasaba muy rápida. En este caso, la hora del adiós no es la despedida, sino el tiempo que uno quiere no darse cuenta de que el presente sigue situado en el mismo lugar: el presente; y desde él, puede caminarse y poco a poco ir dejando los titubeos que resultan del movimiento de cualquier cosa que no se llame presente y por lo tanto, es pasado.
No debería existir en la terminología general ni particular esta forma de definir el tiempo. La hora del adiós debiera ser un momento más, en el que nuestro corazón sigue latiendo con la misma firmeza, las estrellas aparecen haciendo del firmamento lo mismo que ayer u otro día, el sonido y la fuerza del oleaje es el mismo y el piar de los pájaros no cesa salvo cuando están durmiendo.
Como dice el refrán "a rey muerto, rey puesto" y las razones de tal transición no deben ser motivo de tristeza, porque el Sol de cada día no está nunca triste, porque sólo somos tristeza cuando no lo vemos, cuando no entendemos que la vida es noche y día, porque tiene sus ciclos y nuestra propia vida los suyos. Debemos vivir, pero también saber cuándo somos los protagonistas, o los guionistas, o la cámara o, simplemente el espectador que observa, exento de sus propias emociones y volcado en la película. Observarse es ayudar a la objetividad y sentirse risueño porque no vemos de cerca esa luz que desaparece, pues cada luz elige su propio camino y cada cual, debe escoger el suyo, partiendo de lo más real, que es seguramente, su propia luz...

Emig

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14 comentarios:

Recomenzar dijo...

La hora del adiós debiera ser un momento más, en el que nuestro corazón sigue latiendo con la misma firmeza.


La hora del adiós depende de quien se va. Si es el amante o es el esposo o es un hijo y depende como se vaya porque te ha traicionado , o porque la traicionaste, o porque simplemente se murió y pasó al cielo.


No me gustan las despedidias ya que uno deja el alma o quizás algunas lágrimas que se secan de no mimarlas
Gracias por tus bellas palabras en mi blog Recomenzar.


No te pierdas y si te perd♪és chiflame que te encuentro

AHEO dijo...

Me parece que esos momentos de transición fueran sólo eso, de transición, sin restarles la importancia que tienen en nuestra vida, cuando evitamos lacerarnos con preguntas de las que no sabremos quizás la respuesta, cuando reconocemos que las cosas o las situaciones en la vida debido a que son en su mayor parte producto de nuestro ser y actuar, van encajando según la sabia naturaleza... todo pasa por algo...nada se detiene como bien lo dices...
Pero ese entendimiento implica haber tenido al grandioso aprendizaje, a través del correr y construir de la propia vida, de reconocerte en situaciones que estás volviendo tu mismo tristes, que tu mismo estás coloreando de una manera distitnta a lo que en realidad son; cuando te das cuenta de ello entonces puedes hacer uso de la maravillosa facultad de cambiar la perspectiva y tomar de esos momentos lo necesario para seguir caminando.
Gracias por tus visitas y tus cálidas palabras.
Un fuerte abrazo.

Esther dijo...

Para mi un adiós puede ser una despedida temporal de algo de alguien, pero no es un hasta siempre.Un hasta siempre es cerrar un ciclo de vivencias o una relación con alguien, pero en un adiós puede haber un nuevo reencuentro con esos sentimientos o esas personas... besos

Emig dijo...

Para nada me perderé, sería hacer dos trabajos pues después uno debe encontrarse y mejor seguir que es lo más cercano a la realidad.
Gracias a tí por las tuyas, pues aunque creía que estabas al despertar, creo que vas más allá, pues me mantienes despierto todo el día.
Un abrazo

Susana Vera-Cruz dijo...

Ufff!!, una frase que no me gustarìa pronunciar nunca.

Gracias por visitar uno de mis mundos Emig, y por dejarme tan càlidas palabras.
Tienes un lugar muy hermoso acà,lleno de las sensaciones que dejas. Tratarè de seguirte en cuando arregle mis problemas con internet.

Te dejo un abrazo fraterno desde Chile y seas bienvenido cuando quieras.

Agualuna

María dijo...

No me gustan las despedidas, ni siquiera las que son por poco tiempo, todas me producen tristeza, todas me conmueven, con todas siempre lloro, las lágrimas se me escapan con esos "adiós", es algo que no lo puedo evitar aunque quiera porque soy muy sensible.

Siento pena por las personas que se alejan de mí cuando me dicen adiós, aunque sea por unos días, y sea la persona que sea que esté dentro de mi entorno.

Al igual que siento nostalgia por los cambios, porque me siento perdida.

Me siento perdida por sentir a esas personas que ya no están conmigo, a mi lado, por unos días.

Me siento perdida por sentir como una especie de abandono por el apego emocional que siento hacia las personas a las que yo quiero y se han ido por unos días.

Me siento perdida durante un período de tiempo porque se han ido para siempre las personas que ya no están a mi lado.

Me siento perdida muchas veces, porque mi corazón siente profundamente, porque no puedo evitar querer a las personas de mi entorno, desde lo más profundo de mi corazón, porque me apego a ellos, porque soy una persona muy sensible, y muy apegada, como también lo soy con mi vida.

Un beso.

Emig dijo...

Aheo. Te leo y siento que escribes lo que no sabría traducir en palabras y a veces son sensaciones,retazos de esa conciencia de reflexión que busca la verdad en las cosas, las personas... para mí, tú llevas verdades que no ocultas pues las tratas con una naturalidad que parecen versos... Gracias.
Un beso

Emig dijo...

Sí Esther. Entiendo y comparto tus palabras. Se le llama adiós y a veces es tristeza, si se trata de un inquilino que no paga y por fin se va, entonces es alegría para el dueño. Entonces, el adiós, ¿lo basamos en la conveniencia? Mi reflexión es dejarlo ir, como otras cosas de la vida y observar los procesos sin etiquetar...
Un placer leerte. Gracias
Un beso

Emig dijo...

Agualuna, gracias a tí. Que tengas pronto solucionado el asunto de internet y, lo importante es que estamos cada cual por ahí, haciendo que el inmenso mundo, sea a veces ese pañuelo lleno de formas y palabras, compañía, aliento, reflexión y alegría.

Un beso y nos leemos!

Emig dijo...

María, tampoco me gustan las despedidas, son quizás una de mis debilidades y por donde se me conoce enseguida, sin embargo, con ellas aprendo algo que Richard Bach escribió y recuerdo como el primer día que leí. Lo comparto contigo:
"No te dejes abatir por las despedidas.
Son indispensables como preparación
para el reencuentro.
Y es seguro que los amigos se reencontrarán, después de algunos momentos o de todo un ciclo
vital."

Un beso y un hola bien grande

SraM. dijo...

Si un adiós de amor fuera todavía amor.

ro. dijo...

Gracia(s).

[y que Tu Mente comprenda el
por qué de este Gracias.]

Emig dijo...

"Si un adiós de amor fuera todavía amor." Hola sara m.
Te he leído varias veces, para convencerme o simplemente pensar si es o puede ser así... finalmente, creo decidir que puede ser amor, pero ese amor llamado puerta abierta a otro amor. Aunque sigo pensando en tu frase.
Gracias

Emig dijo...

Gracias ro.

La historia interminable nunca termina... :)