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viernes, 5 de junio de 2009

El propio misterio

"Si te haces grandes preguntas crearás nuevas formas de estar en el mundo. Entrará un soplo de aire fresco. Tu vida será más alegre. El verdadero secreto en la vida no es alcanzar el conocimiento, sino adentrarse en el misterio".

Fred Alan Wolf



Tan solo ocurre a veces, el que alguien nos pregunta algo que no sabemos, y la respuesta que surge, es motivo de aprender desde lo que somos y llevamos dentro.

Tan solo a veces, una sonrisa, una voz, una mirada... o simplemente la imaginación de pensar en alguien que terminas de hablar por teléfono y nunca has visto, te deja la sensación de alegría abierta al cosmos infinito, de la rueda que se mueve con lentitud inapreciable, cuyo ritmo enciende la intuición de la vida que existe más allá de las apariencias.

Tan solo a veces, nuestra expresión taciturna se torna destello, y abrazamos con el mayor de los silencios, el secreto de la magia de un instante que se adentra al mundo de las fantasías, en donde todo lo que soñamos, es más real que lo percibido con los sentidos. Así, quizás estamos descubriendo un trocito de alma...

Tan solo a veces se tercia la "buena suerte" que no es más que sentirnos naturales.

Tan solo a veces, apreciamos querer cambiar desde la butaca del cine una película, sin tener conciencia de que simplemente es una película... y al darnos cuenta de esto, volvemos a la realidad y seguimos aspirando hollar el umbral del propio misterio.

Tan solo a veces, cuando nada preguntamos y nada necesitamos saber, aparece un sendero, subido en una escoba, cual apariencia de bruja nos asusta y devuelve al mundanal gentío de los sentidos. Si devolvemos la mirada a la silenciosa brisa que mueve la veleta, descubrimos un nuevo sentido, porque la nueva brisa no es invento humano, sino divino...

¿Y el amor? Tan solo a veces, lo sentimos cuando salimos al brío de la Naturaleza y nos dejamos llevar por lo que Es; cual filósofo asienta su mente, aquieta su emoción, y se alienta desde su alma, cuyo destino, acompañado de la brisa que mueve la veleta, descubre en lo cotidiano los sabores infinitos de la verdadera sonrisa, verdadero beso, auténtico abrazo y la savia del imperecedero aprender de la oportunidad del instante, cuando pasamos de efímeros a libres...

Emig



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