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sábado, 26 de julio de 2008

"Pensamos raramente en lo que tenemos, pero siempre en lo que nos falta".
Arthur Schopenhauer

Fábulas y reflexiones


Fábula del hombre ilustre y la madeja de hilo

La primera palabra del hombre ilustre fue: mamá.
La última, apenas una exhalación en la que algunos creyeron reconocer el nombre de uno de sus personajes literarios; otros una grosería; otros un simple ¡ay! prolongado, esforzado y fatal.
Entre ambas palabras hubo una larga carrera de discursos, novelas, conferencias, solemnidades, declaraciones, vulgaridades, confesiones, hipocresías, lirismo, vanidades, palabras de amor, de odio y de estudiada indiferencia.
El hombre ilustre se había pasado la vida desenredando el laberinto de las palabras, como cuando uno se empeña en desenredar una madeja de hilo llena de nudos, simplemente porque el hilo y los nudos están ahí, exhibiendo malignamente su embrollo como un reto, para darse cuenta al final de que en realidad con un pequeño extremo le hubiera bastado para coser un botón.

Miguel Ibáñez de la Cuesta

(...)

La sencillez está tras la maraña de nudos generados por multitud de pensamientos, hábitos y seguridades que quizás en algún momento han sido necesarios pero, ¿quién no tiene en su casa cosas que no necesita, incluso para tirar? Y sin embargo echar no es lo nuestro. Parece que caminar con todo el equipo de virtudes y carencias, junto con aquello que nos ha servido alguna vez o simplemente no nos atrevemos a desechar o se encuentra en algún lugar olvidado y ni nos acordamos... sea nuestra silenciosa decisión ante las pequeñas y no tan pequeñas cosas de la vida.

¿Recordáis la serie de televisión Macgiver? En sus casi idénticas situaciones, él buscaba un pequeño extremo para, desde ahí, crear la solución o salida a su problema. Aunque sea un personaje de ficción, ¿por qué no tomar ejemplo de alguien que nunca veía la parte mala y sí la posibilidad de convertir una encerrona en puerta de salida?

A veces, quizás muchas, necesitamos que nos digan desde afuera lo que no sabemos ver, aún así, en la práctica, aparece "el de siempre" y la impotencia acude a nuestro receptor como una onda hertziana. Cada cosa tiene su tiempo, como cada tiempo tiene una cosa y a veces hay que simplemente aceptar esto y observar más allá de los pensamientos y deseos lo que hay, y con el sosiego de la atención al observar, salir de la maraña propia y ver el siguiente paso con armonía, no con fricción. Quizás lo mismo, según desde donde lo observamos, cambia y nos hace cambiar, por sentir que creemos poder hacerlo, aunque se trate de algo nuevo o diferente, aunque se trate de lo mismo de siempre, pero nunca es igual, cuando el talante tampoco es el mismo.

La fábula de la vida está escrita en cada cual. Leer el propio guión es no necesitar ninguna seguridad para caminar.

Emig

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jueves, 24 de julio de 2008

Coherencia



Me pregunto qué es la coherencia pues, si ser coherente es hacer hoy, lo que sea, con la misma intención de ayer, entonces no soy coherente.
Si ser coherente es decir unas palabras hoy y mañana decir otras distintas sobre el mismo tema, pensando que las de hoy son naturales como fueron las de ayer, entonces no soy coherente.

Si ser coherente significa basar mi opinión en lo que quizás opinan la mayoría, tampoco soy coherente...
La coherencia la veo desde el remolino del cambio, sin grados que definan la misma, porque a veces vives la sensación de haber estado viviendo con una venda en los ojos y al quitársela, resulta que te pones en un espejo y no te ves reflejado porque tienes los ojos ¡cerrados!

Observas el proceso de abrirlos y te das cuenta de que no es fácil, porque has mirado lo que más fácil era ver, has visto lo que muchos estaban viendo, creyendo que era lo que tocaba...
Piensas que la verdadera coherencia no está en los hábitos, sino mucho más adentro, porque la coherencia surge desde la interiorización de todo, las pequeñas y las grandes cosas...
A veces, las demás personas un buen día observan que hemos cambiado, que estamos mudos o nuestra mirada no es la misma, quizás no entiendan que la transición está manifiesta y, como
todo proceso, llega un momento en el que se siente de nuevo el placer de caminar, de volver a errar, de acertar; la decisión de vivir un poco más, desde ese continuo descubrimiento que es la propia coherencia... aunque el mismo conlleve esa aparente o real dicotomía fruto del continuo cambio de chip, ante una sociedad que se mueve y alimenta algunas formas, quizás ancladas en un remoto pasado, que son lastre y obstáculo, en vez de ser alas para alzar el vuelo desde la aceptación de lo que somos y lo que hay, pero también desde la aspiración a querer encontrar el Grial de la felicidad que seguramente no está más lejos de lo que somos y donde estamos...

Emig

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lunes, 21 de julio de 2008

Dimensión real


"La memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve y sucede tan deprisa que no alcanzamos a ver la relación entre los acontecimientos, no podemos medir la consecuencia de los actos... por eso mi abuela Clara escribía en sus cuadernos, para ver las cosas en su dimensión real."

Isabel Allende (La casa de los espíritus)



Más próximo está el siguiente paso, como lo está la siguiente palabra cuando esta es escrita desde el corazón. La propia vereda no está escondida, cuando el manto de la palabra sosegada cubre sin tamiz, con túnica transparente, el sendero del vivir.
Hay quien dice que no está tras ningún matorral, hay quien afirma que es sencillo y cercano. Hay quien no se ha movido nunca y sonríe con la certeza del encuentro; porque tras la amalgama de pensamientos, sentimientos y emociones, ha encontrado algo también perenne, como la misma naturaleza, como la propia esencia.
Ha encontrado la vida y el mundo lo observa desde su dimensión real, disfrutando la visión, sintiendo la sensación y, sólo con discernimiento, cae en la cuenta que el mundo sigue su ritmo, mas muchas personas son quienes están inseminando otro diferente, distinto al cuaderno de la vida, quizás lejano de la dimensión real, porque no atiende a razones (las que son de todos); porque no escucha la necesidad (las que son de todos); porque parece que media humanidad habla de la otra media poniendo nombres a todo, escribiendo nuevas palabras que convierten un planeta en infinitos dominios separados por dogmas, religiones, distinciones... sin prestar demasiada atención a todo lo escrito desde la primera letra y aprender para cambiar. Porque el cambio no es ya un lujo, sino apremiante necesidad.

Emig

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Globos (Continuidad II)


Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona conocida....

En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el cielo.

Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...

Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...

El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.

Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor:
—Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?

El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo:
—No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.

(...)


Esta pequeña historia, la pongo como continuidad del post anterior, llamado así. Un pequeño cuento que culmina desde la sencillez, una verdad ingénita que debiera ser más vivencia que reflexión. Un camino para llegar a esos horizontes lejanos cuando no se ven, cercanos cuando recordamos un sueño...

Emig

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Continuidad


"La nube ignora
por qué se desplaza
en una determinada dirección, y a una
velocidad específica.
Siente un impulso... ése es
el rumbo del momento.
Pero el cielo conoce
las razones y las configuraciones
que hay detrás de todas las nubes,
y tú también las conocerás
cuando te eleves a la altura indispensable
para ver más allá de
los horizontes".

Richard Bach



Esta frase de Richard Bach, como otras muchas de sus libros, me gustan porque son sencillas y selectas; porque ayudan a la reflexión y a veces, tal acercamiento a uno mismo necesita de unas buenas palabras para iniciarlo y así, fluir algo que pretende siempre ser comunicación que una, en este caso en el mundo fantástico de la reflexión.
A veces somos nuestra propia continuidad, cuando esto sucede, somos como ese guerrero sin armas, quizás sin dueño, pero con el valor que disiente de lo que ocurre afuera porque tiene claro su camino.
Otras, lo que sucede muy cercano, desde cualquier situación o persona, nos afecta hasta el punto de hacernos virar el rumbo, paliar los pasos o dejar de caminar porque algo nos ha afectado...

Cuando leo las frases de Richard Bach, me pregunto si debo ser como esa nube, que se desplaza pero a la vez que vive su propio momento, exento de ninguna intención más allá de la propia esencia de su movimiento, sin forma, sin pensamiento que incomode o cree dudas.
Esa nube que no pretende saber más allá de lo que es y, considera que reconocerse así misma es partir de la realidad que es todo un mundo, aunque ignoto, pero verídico porque está en la necesaria altura para ver desde ahí los horizontes.

El sentido de la continuidad no nos dá siempre la certeza del camino correcto. Pero la certeza es una pregunta que se hace la mente y, el corazón no funciona desde la certidumbre pero sí desde la continuidad, pues ella aporta armonía aunque vivamos cambio, sin embargo, cuando hacemos de nube con designios de grandeza o bien buscamos respuestas que satisfagan nuestra particular forma de ver la verdad, quizás no llegaremos a reconocer lo amplio del contexto que existe más allá de nuestros ojos, justamente ese mundo que sentimos cuando al interiorizar, observamos como camino en vez de como meta.


Emig


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jueves, 17 de julio de 2008

El paso de la tristeza


"Si nos fuese posible ver más allá de cuanto alcanza y abarca nuestro saber, y hasta un poco más allá de las avanzadillas de nuestro sentir, tal vez sobrellevaríamos entonces nuestras tristezas más confiadamente que nuestras alegrías. Pues son ésos los momentos en que algo nuevo, algo desconocido, entra en nosotros. Nuestros sentidos enmudecen, encogidos, espantados. Todo en nosotros se repliega. Surge una pausa llena de silencio, y lo nuevo, que nadie conoce, se alza en medio de todo ello y calla...
Yo creo que casi todas nuestras tristezas son momentos de tensión que experimentamos como si se tratara de una parálisis. Porque ya no percibimos el vivir de nuestros sentidos enajenados, y nos encontramos solos con lo extraño que ha penetrado en nosotros. Porque se nos arrebata por un instante todo cuanto nos es familiar, habitual. Y porque nos hallamos en medio de una transición, en la cual no podemos detenernos".

Rainer María Rilke



Alegría vs Tristeza.
La una a veces se convierte en una lucha sin cuartel para llegar a ella; una presencia que agradecemos, su síntoma lo dejamos aparecer y surge desde cualquier sensación placentera. La sentimos como himno vital, reverberación que recorre nuestro interior y sale a veces superpuesta como carcajada, producto de la propia exaltación.
La tristeza aparece como desaparece, pero muchas veces no avisa. Vive como huésped en algún lugar de uno mismo, un habitáculo que no siempre está cerrado, como tampoco siempre vemos una llave que acierte ser la buena. La alegría no siempre es suficiente para olvidarla. La tristeza tiene otros nombres y se detona incluso al pensar...

Alegría y tristeza son dos espacios que conoce el movimiento cuando es pendular en extremo. Uno lo buscamos, el otro nos encuentra. Una es cúspide hermosa y florida; otra resulta ser un cúmulo de harapos, entresijos y lisonjas caducas, trasmutando el risueño aire en profunda ciénaga.
Tal movimiento pendular, convierte a la persona en la corta transición del instante de ser vivo a cadáver. El continuo fluir desde los sentidos se llena de inhóspito vacío y cruje con el sinsabor del nuevo momento...
Rilke lo llama transición, puente que también conduce hacia algo nuevo, aunque su paso no sea liviano, sino exasperado y mal visto. Quizás la natural rebeldía autoimpuesta desde mucho antes de la mocedad nos impulsa a vivir desde el pensamiento la ciénaga, en vez de observar, simplemente observar, y descubrir que los fuertes vientos o las suaves brisas nos acompañan, pues no somos pequeños barcos en la mar sin timón ni destino, y justamente ahí, es donde debe surgir lo imperecedero que somos, y deshacer el embrujo fluctuante de la sensación que nos lleva cercanos al lugar cuya llave no conocemos, asintiendo desde la observación más impersonal la aparente demora y, de nuevo surgir, recordando el Ave Fénix, cuyo sol habita en lo alto, siempre alto, más alto que las nubes divisorias de la persona, pero nunca de la esencia que también somos...
Así amanecemos junto al encuentro del ser; siendo alegría o tristeza como formas de seguir el camino.

Emig

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martes, 15 de julio de 2008

Concatenación

En ocasiones uno elige andar en solitario y ensimismado, caminar por un bosque, y al rato del paseo, se da cuenta que ni una brizna de aire mueve la más pequeña hoja.
Aunque la soledad de la arboleda es hermosa, resulta a la vez tediosa porque es silenciosa.
Aún así sigue caminando por él y en una zona menos tupida, entran algunos rayos de sol, llegando a un arroyo en el que se ven las centenarias rocas y el agua, a modo de pequeñas cascadas moldea la piedra siempre húmeda acompañando el piar de algún pájaro, junto al corretear de alguna ardilla, todo ello devuelve la vida al paseo y la alegría torna, momentáneamente, a ese uno que elige andar en solitario por un bosque...

Se moja las manos y el cuello en el arroyo, siente la frescor del agua, esto le hace sonreír y deja fluir un pensamiento que le merodea vacilado. Recuerda a una amiga que no sabe si volverá a ver, que apenas siente cercanía, salvo una sensación que le impele a preguntarse cómo estará, siente y desea que también el sol la acompañe y en ese preciso instante, le envía un pensamiento desde su corazón de amigo: Cuidate.

Sin consciencia de la serenidad exterior, esta vez disfruta de la propia. No hay acuerdo para largo, pero hoy, ha conseguido dejar salir el pedido de su pensamiento merodeador. El sortilegio de la tranquilidad vuelve a posarse en el nido del presente. Algo ha aprendido de su viaje en solitario, ha aprendido que para volar son necesarias las alas, esas que surgen cuando la concatenación aparece.

Emig

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Ponga un espejo en su vida


"Deja tus preocupaciones
y ten un corazón completamente limpio,
como la superficie de un espejo
que no contiene imágenes.
Si quieres un espejo claro,
contémplate
y mira la verdad sin vergüenza,
reflejada por el espejo.
Si se puede pulir metal
hasta asemejarlo a un espejo,
¿qué pulido podría necesitar
el espejo del corazón?
entre el espejo y el corazón
ésta es la única diferencia:
el corazón oculta secretos,
pero el espejo no".

Yalal ad-Din Muhammad Rumi


Cuando el corazón no contiene las respuestas que necesitamos, es porque las preguntas no son válidas.
Cuando
el corazón no habla es porque no queremos oír lo que dice.

Cuando
el corazón parece "sólo" latir, es porque servimos a varios reyes.

Cuando
el corazón auspicia en silencio, el tiempo no está donde queremos.

Cuando
no es paciencia ni empero, cuando es andar silente y sin apego,
el velo cae, y los brazos se tornan alas en el sueño que permite volar.

La ciencia del corazón y el espejo y vivir con esmero,
es sembrar la conciencia, sin duda, la cosecha fecunda.


Emig

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lunes, 14 de julio de 2008

Corazón humano


“No condenes a ningún hombre en su ausencia; y cuando te veas forzado a censurarlo, hazlo
frente a su cara, pero suavemente y con palabras llenas de caridad y compasión. Ya que el corazón humano es como la planta–Kusûli; que abre su cáliz al suave rocío de la mañana, y
lo cierra ante un fuerte aguacero”
–PRECEPTO BUDDHISTA





Esta cita, es para mí una de las que mejor define el corazón humano. Reconozco mi inclinación por los pensamientos budistas, sufistas... y por cualquier pensamiento que surge de la reflexión.
En ocasiones, una simple conversación te lleva hacia algún pensamiento o sensación que está en la recámara que prácticamente no se abre ni utiliza. Hoy, una de las sensaciones tras esa simple conversación, me ha llevado el pensamiento a esta cita que, además, la contemplo desde la globalidad de lo que somos las personas, convencido de que tan importante es ser esa planta al hablar, incluso al pensar, como al escuchar. Cualquier palabra, metáfora, sensación, idea o vivencia que nos ayude a tomar conciencia de lo que somos, hace que desde cualquier punto del firmamento, se nos vea como estrellas de luz que se mueven, a veces con el paso cambiado, pero la definitiva es siempre el camino de la evolución.


Emig

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domingo, 13 de julio de 2008

Reencarnación o cómo empezar un lunes sonriendo

Dos campesinos, Juan y María, que se preparan para ir al campo a
realizar sus tareas, comienzan la siguiente conversación:

—Oye Juan ¿cómo es eso de la reencarnación?
—Ay, María. Súbete a la burra, aquí junto a mí, y en el camino te lo explico.
Una vez en camino, cabalgando ya los dos sobre la burra, Juan le
dice:
—Mira, ¿María ves aquella vaca? Esa puede ser tu tía Gertrudis en esta su nueva vida.
Y a continuación dice:
—Mira, ¿ves esos cerdos que están ahí en el barro? Pueden ser tu tío José y tu hermano Paco, los que se ahogaron en el río.
Y a María se le va calentando la sangre.
—Mira, María ¿y ves a aquel perro roñoso? Pues ese puede ser tu primo Cipriano.
De repente María comienza a sollozar y Juan sorprendido le pregunta:
—¿Por qué lloras?
Ella le contesta:
—Ay Juan, me siento muy triste...
—Pero...¿por qué María?
—Porque a lo mejor venimos sentados en tu puta madre.


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Si, buana


Al decir sí, me vienen muchas preguntas. ¿Asumimos una jerarquía y entendemos que estamos por debajo de algo o alguien y decimos sí? ¿Decimos sí porque es la respuesta fácil aunque en realidad sentimos desde dentro que no está tan clara esa afirmación? ¿Decimos sí para sentirnos dentro de algo que nos cuesta y el primer paso es esta palabra? ¿Decimos sí sabiendo que es otro sí a los muchos que ya hemos repetido y sobre la marcha vemos en los que podemos cumplir? ¿Decimos sí como respuesta real o de auto-convencimiento? ¿Decimos sí tan rotundamente que después, aun pensando lo contrario, no nos atrevemos a modificar este adverbio?
En según qué cosas, el sí obliga cuando el tiempo dice lo contrario. Decir no, es pasar más rápido al nuevo fotograma de la vida, dándose la oportunidad de volver a encontrar el sí, con la consiguiente reflexión ya hecha. Aunque el término medio, dicen, que es donde está la virtud y ¡lástima! pues tenemos el sí o el no, pero no encuentro ahora mismo cómo definir el término medio, salvo afirmar o negar titubeando...
La vida y muchas personas, merecen un sí sin pensarlo siquiera. El sí es hermoso, positivo e impele a caminar. Me gusta casi siempre, no obstante, cuando la reflexión acompaña el sí, es como ver una peli desde el sofá: que cada cosa está en su sitio.
Creo que en la medida que más cerca estamos de nosotros mismos, va desapareciendo el sí o el no de nuestra mente pues, al actuar con naturalidad, decimos sí cuando lo sentimos, y decimos no sin que nos sepa mal...
Me encantan las pelis de ciencia ficción. Star Trek es una de ellas. A veces pienso en los mundos que han conocido, lo que han vivido, lo que han arriesgado; todo gracias al sí que sin dilación y desde la experiencia del aprender han caminado sin seguir ningún paso más que el propio.
Lo que en el cine es ciencia ficción, en la vida lo llamo utopía. Creo que hay muchas puertas con ese nombre que están por abrir...


Nota: la imagen es otra razón por la que veía Star Trek ;)

Emig

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sábado, 12 de julio de 2008

Supongo, luego existo


Supongo que es eso que dicen, que el tiempo va pasando y a veces se encienden luces cercanas es muy cierto.
Supongo que la vida no es más dura que aquello que no podamos aguantar.
Supongo que la verdad no aparece de golpe, tampoco disfrazada, pero parece que necesitamos de tiempo para entrenar la vista y así saber reconocerla. Que posiblemente ella está donde debe y la búsqueda no es baldía cuando lo que se hace no es buscar.
Supongo que las caras que no vemos, no reflejan lo que idealizamos desde la mente y cuando lo hacen, lo que se ve es el reflejo del propio resplandor.
Supongo que la evidencia es tanto porque ella viene que porque yo voy, pero deben ser ambas cosas.
Supongo que nada se da por sentado, pero no por ello hay que temer sentarse.
Supongo que sentarse es a veces el primer acto que lleva al último, cuando hay que levantarse y seguir.
Supongo que el tedio no es buen consejero, aunque a veces aparece sin ser invitado. Ahora no lo miro de cerca, sólo sonrío y la pequeña ventana del cuarto oscuro se abre, revelando los negativos pensamientos.
Supongo que el camino del cambio no es opcional. Tampoco se debe tomar al recibir un requerimiento certificado por uno mismo. La tenue brisa también nos mueve, si dejamos el lastre en el verdadero baúl del olvido.
Supongo que escribir no es decir la verdad del todo. Tampoco es decirla a medias. Hoy no es noticia lo que pasa en el mundo, sino lo que debe pasar en el mío, ahora mismo: mi sonrisa.
Supongo que la razón no sopesa con exactitud, porque se mueve con la estadística del pasado.
Supongo que la encrucijada no está por haberla llamado, sino por haberla buscado.
Supongo que la rutina no lleva a ninguna riqueza. Tampoco la costumbre del delirio ayuda a crecer. Ver para creer no cuenta. Cualquier paso es bueno cuando el referente es propio.
Supongo que las palabras se las lleva el viento. Salvo cuando el viento es quien las escribe.
Supongo que el continuo goteo de la vida indica más que una sospecha: que todo sigue y. aún sin cambiar de vagón, el viaje en el tren continua su trayecto más allá del trámite personal.
Supongo que cualquier reflejo puede formar parte de la verdad, cuando viene de un espejo cuyo reflejo es lo que hay, sin pensar o desear lo que hay. Observar es buen preludio para cualquier paso importante...

Emig

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jueves, 10 de julio de 2008

La genuina sonrisa

Además de la sonrisa vertical está la sonrisa que respondes cuando alguien te la da.
También la que das cuando ves a un grato conocido.
La que produce una subida del sueldo; esa que es satisfacción por algo ocurrido y va de oreja a oreja. La que aparece continuamente cuando tienes un bebé muy cerca y juegas con él, dejando que con la mano te coja cualquier dedo. La que espera salir, cuando entre nervio y nervio, está al caer una visita poco habitual, pero muy esperada. También
la sonrisa que anuncia el inicio cordial de una conversación o la que señala el final satisfactorio de la misma...
¡Hay tantas sonrisas!
Me ha venido a la mente hablar de la sonrisa por la sensación al leer un comentario en este blog. Por la sonrisa que me ha surgido, cuando a veces al finalizar un comentario, ponemos como final un beso, un abrazo o quizás nada, o a veces acabamos con una de estas, pero un grado más superlativo, dando vida a la firma que es coherente a como nos encontramos en ese momento, el cual, aunque muy pequeño y con una gran dosis de imaginación, porque no conoces a la persona que le mandas un beso o un abrazo, pero aún así, lo envías coherente y consciente que llega y hasta el punto y final es leído, seguro, por el administrador del blog y, muy probablemente por otros comentaristas...

La comunicación que generan los blogs, produce muchas sonrisas. Estoy convencido de ello. Quizás haya quien se sorprenda de sonreír por algo escrito por alguien que no conoce ni conocerá jamás. Quizás haya quien se sorprenda de sentir la sintonía de comunicación en la palabra escrita. Quizás haya quien entra a su blog "favorito" y el simple hecho de ver un nuevo post, sin leerlo, ya es motivo de sonrisa...

¿Os habéis fijado en la sensación interior que surge al sonreír?
Creo que la sonrisa abre las puertas que embotadas muchas veces de pensamientos, apenas reconocemos, incluso olvidamos...
La sonrisa no queda en la mueca evidente, es un rayo de luz que surge desde el interior y como tal, nos hace sentir vivos y cercanos a nosotros mismos. Muchas sensaciones acompañan a una sonrisa, como puede ser la satisfacción.
Cuando imaginamos, algo en nosotros sonríe... quizás es así también cuando soñamos.

Me fascina que la palabra escrita nos pueda producir alegría. La alegría es también reflexión, pero forma parte de la consecución de la misma. Relaciono reflexión con alegría porque ambas son cualidades que anidan en el interior y, como suele ocurrir, dependen de muchos factores para que se produzcan, cuando en realidad están inherentes... De ahí la reflexión que me hago a veces cuando pienso que no hay que buscar, hay que ser y siendo aparece lo que somos, aunque llegar a ello nos cueste llenar el tiesto de las experiencias con muchos colores y vivencias... pero en definitiva, ¿qué es una sonrisa? un instante sonriente ¿no? ¿Por qué no hacer muchos instantes así, desde la sonrisa, desde la sensación de donde nace esa maravillosa forma de expresión? Cuando nace una sonrisa, la puerta de lo nuevo está abierta, porque la sonrisa hace de ese instante, uno fuera de la rutina y nos hace ver el siguiente con la perspectiva del desapego.

Emig

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miércoles, 9 de julio de 2008

Instante gracias al hada...


Mentiría si dijera que tengo recuerdos. Soy el que soy, aunque no sé lo que soy. Cuando me creo reconocer me suena nuevo mi ver, cercano a mi quehacer, lejano de la mayoría de pensamientos que son sólo, para entumecer. Los recuerdos, no son sólo pasados, creo que también conceptos de la vida, lejanos de ella, distantes y que forman parte del aprender sin saber que aprendía. Errores no, escalones. Puertas no, visagras. Camino tampoco, solo recodos, llenos de un caminar de fascinación, desde el espejismo de lo que parece y vividos con el riesgo de la comodidad o el atrevimiento de la supina ignorancia... Hoy no hay ese temor, porque la vida de verdad no lo lleva. Hoy debe haber humildad, sin apariencia que discuta la verdad, sin la impresión que tenemos de ella, debido a la aparente necesidad. No debe haber mayor necesidad que vivir la verdad y para ello, el propio ritmo es fundamental. Para unos es mente, para otros corazón, para otros silencio y observación... para mí el conjunto de todo, sintiendo que cada cosa está en su lugar y desde ahí, el presente es fruto de la propia reinvención que somos cada latido, así la vida es y está, porque nosotros somos y estamos...

Emig

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martes, 8 de julio de 2008

Tópico, típico y gaseoso


Los medios de comunicación... ¿deben cambiar? ¿Están cambiando?
En realidad, pienso que sí. Un blog, como una web personal... también es un medio de comunicación. Con la notable diferencia de que encuentras en lo escrito algún retazo de tí mismo, o bien una palabra que no entiendes y por lo tanto es nueva en tu vocabulario, o simplemente lees temas que no te gustan y gracias a ello, te acercas un poco más a tí mismo, tanto en lo que sí, como en lo que no te gusta. Pero claro, esta comunicación no nos acerca a la realidad del mundo pues, ¿qué importancia tiene lo que alguien escriba desde su teclado y posteriormente lo publique? Para mí, más importancia que todo aquello que nos hacen tragar y desde adolescentes nos han convencido desde los medios tradicionales que, dándonos a conocer lo que "es noticia" debemos así quedar satisfechos de lo que "hoy" ha ocurrido en el "mundo".
¿En qué hoy? ¿El nuestro? ¿El mío? o peor... ¿el de todos?
Y también me pregunto ¿en qué mundo? ¿el de las tribulaciones de un chino en China? ¿el del violador detenido? ¿El del nuevo centro educativo construido?

Creo que esto no es comunicación, la única verdad de la frase "medios de comunicación" es la primera palabra, pues en realidad medios los tienen todos, pero aún siendo verdad lo que cuentan, no me creo para nada que sea la que necesitamos conocer, sencillamente para una cosa: cambiar desde la conciencia.
Para mí, el mensaje que conllevan siembra discordia, temor y separatividad. Dándonos raciones inmensas de "raciocinio colectivo" haciendo que el caminar personal, lleve el sello de la norma social que implementada está. Los deportes son hermosos quizá, mas lo serían si los grandes intereses económicos no estuvieran encima y debajo. Creo que no hay peor cosa que dejarse llevar sin
tener actitud crítica alguna, y a veces pienso si no es ya demasiado tarde para abrir los ojos y darnos cuenta de que todos somos seres humanos, que eso es lo realmente importante y, sin embargo, por encima de esa realidad, está todo aquello que hemos creado como sociedad y que, al igual que el llamado ambiente, que hace muchísimo que se define como medio ambiente, ¿cómo se llamará a la sociedad? ¿Suciedad?
Porque lo que veo que ocurre mayoritariamente, es que pagamos por una felicidad enlatada y dirigida por los mismos –que son pocos– y se benefician de nuestra "decisión"; cuando, en realidad, cualquier día entras en un blog —por ejemplo– y tras leer un post sonríes, lo comentas, lo copias y pegas en algún lugar donde lo tendrás a mano mañana, y lo haces simplemente porque algo de su contenido ha rozado alguna fibra que quizás, durante la vorágine diaria, ha sonando su latencia...
Tenemos los medios, no sé cuántos, pero los hay. Quizás lo que más falta es la creatividad unida a la subjetividad, porque creo que la vida no se explica desde el concepto de la noticia, porque conocer de esta forma no nos conciencia, sino más bien, nos hace asumir cada día más, hacia dónde vamos o nos dejamos ir, o nos llevan... La noticia, desde donde la veo, argumenta y engrandece la existencia del sistema. Es como un tentáculo de la costumbre. Como lo son otras muchas cosas que digerimos sin templanza. Dando por hecho que son y que están, sin cuestionarse demás opciones...
¿Quién no pone la televisión en marcha en un momento de no saber qué hacer?
¿Quién no la pone en marcha cuando en la comida o la cena está
sentado tranquilamente?
¿Quién no sigue con asiduidad una serie?
¿Quién, además de seguirla no la comenta?
¿Quien no comenta, en definitiva, cualquier cosa que nos llama la atención gracias a un medio de comunicación?

De nuevo me pregunto ¿hablamos de nuestras cosas cuando hablamos de una serie? Supongo que la serie nos sirve de distracción y al mismo tiempo, para no pensar en nuestras cosas.
¡Estupendo! Sólo que, más que distracción es un alejamiento que se inicia y quizás llega a ser compulsivo...
Puedo parecer un tanto extremo, quizás lo sea, aunque sinceramente siento que me contengo... pero no creo que el ser humano esté aquí para llamar vida a todo lo que consideramos como tal, sin darnos cuenta que vivir desde lo más básico, vale ya mucho más de lo que muchas personas pueden pagar... ¿llegará a valer respirar?
¿A qué le llamamos vivir? ¿Está la sociedad cada vez más alejada de la vida?

Hoy en día, hay mercado hasta para la comunicación, aunque sea simplemente una compañía que nos escuche. El tiempo es dinero para algunos pocos y tal tiempo, debe utilizarse para vender, no para escuchar a ese cliente que necesita hablar y no se da cuenta que lleva veinte minutos haciéndolo... Y quizás ese cliente, en su casa, no vive la comunicación, porque va con el tiempo justo a comer, ver a sus hijos, etc. pone la televisión y se distancia de su cercana realidad, creyendo que todo sigue gracias al contraste de movimiento que nos enseñan los medios... ¿que todo se mueve? ¿Hacia dónde? ¿Hacia dónde uno quiere o mejor, necesita? ¿Estamos más cerca de la verdad gracias a los medios de comunicación?
Afortunadamente aún hay quien piensa y siente y practica ser su propio medio de comunicación y, aunque no tiene economía suficiente para editar un libro, escoje una solución virtual y desde ahí, escribe primero desde sí mismo hacia sí mismo, hasta que alguien le lee y poco a poco más personas y, los comentarios, hacen que esa comunicación inicial sea diversa y a la vez, despierte, llene un corazón vacío o sencillamente ese blog, ese post, sin llevar la cabecera del horóscopo, ese día, ha dicho con palabras escritas lo que lleva tiempo pensando y sintiéndose solo ante el espejo... Las pequeñas cosas, lo cercano, lo que vivimos y sentimos, lo que nos acaricia, lo que podemos acariciar, los valores éticos... son medios de comunicación, como el corazón cuando su latir acompaña nuestros actos y pensamientos y así, somos medios de comunicación... de la vida.

Emig

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domingo, 6 de julio de 2008

Es la hora del adiós


Viendo la película de John Travolta "Michael" en la que hace él de ángel, ha aparecido en un momento del film la frase que pongo como titular: es la hora del adiós.
Me ha venido al pensamiento a qué le llamamos adiós. Ahora mismo yo tengo una definición que la estoy viviendo y, me doy cuenta, que el adiós comienza cuando partiendo de un día, comienzas el rosario de despedidas ante pensamientos y sensaciones que alguien te ha producido. Las emociones no saben todavía que ese alguien no está, aún no lo han asumido, será el tiempo y las carencias quienes dirán esto y será vivir lo contrario a la hora feliz que hace años dedicaban algunos locales de ocio, la cual pasaba muy rápida. En este caso, la hora del adiós no es la despedida, sino el tiempo que uno quiere no darse cuenta de que el presente sigue situado en el mismo lugar: el presente; y desde él, puede caminarse y poco a poco ir dejando los titubeos que resultan del movimiento de cualquier cosa que no se llame presente y por lo tanto, es pasado.
No debería existir en la terminología general ni particular esta forma de definir el tiempo. La hora del adiós debiera ser un momento más, en el que nuestro corazón sigue latiendo con la misma firmeza, las estrellas aparecen haciendo del firmamento lo mismo que ayer u otro día, el sonido y la fuerza del oleaje es el mismo y el piar de los pájaros no cesa salvo cuando están durmiendo.
Como dice el refrán "a rey muerto, rey puesto" y las razones de tal transición no deben ser motivo de tristeza, porque el Sol de cada día no está nunca triste, porque sólo somos tristeza cuando no lo vemos, cuando no entendemos que la vida es noche y día, porque tiene sus ciclos y nuestra propia vida los suyos. Debemos vivir, pero también saber cuándo somos los protagonistas, o los guionistas, o la cámara o, simplemente el espectador que observa, exento de sus propias emociones y volcado en la película. Observarse es ayudar a la objetividad y sentirse risueño porque no vemos de cerca esa luz que desaparece, pues cada luz elige su propio camino y cada cual, debe escoger el suyo, partiendo de lo más real, que es seguramente, su propia luz...

Emig

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Silencio


"Es necesario que algo se calle para que algo se oiga"

Elisabeth Kübler 3 Ross


Tengo la necesidad de callar para dejarme oír. Pero no voy a buscar una respuesta que me satisfaga sino lo que tiene que ser, como el propio viento cuando aparece y cuando se va, que no me cuestiono nunca su razón, tampoco yo me pregunto nada. Sólo acallo aquello que veo tumulto y confusión; abro los ojos a la serenidad y desde la soledad de mí mismo, escucho el vacío que no es la nada, sino la proximidad del algo que se oiga. Quizás estar así sea acercarme al propio ritmo, el de las cosas de verdad; el que no empuja ni pregunta ni contesta; el que tiene un sentido desde lo más íntimo hasta lo más profundo; el que cuando hay serenidad todo parece una caricia, cuando hay quietud no hay suspiros, porque la sensibilidad bien entendida percibe el movimiento más sutil que es la vibración de lo aparentemente inmóvil... Nada está quieto porque lo parezca, como nada que no vemos deja de ser real, simplemente porque nuestros ojos no alcanzan a verlo.

Emig

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sábado, 5 de julio de 2008

Íntima voz


Íntima voz que sugiere el despertar, cuando es escuchada desde la razón del corazón.
Íntima voz
que solo sugiere, a veces desde el imperioso silencio,
que tras los sentidos es audible y sonora.
Íntima voz
que es soneto de cordura, cual imaginación que desde el alma,
a veces sentimos y sabemos que es y perdura.
Íntima voz que no habla si no dice, que habla y oye a la vez y no son pensamientos ni cultivo de nadie.
Íntima voz que sabe, que expresa lo que sabe pero no reconocemos que es la íntima voz. Así el saber ocupa un espacio sordo y seguimos buscando, por no conocer la íntima voz.
Íntima voz que se refleja así misma. Que no es dual, que es la misma de siempre, la más conocida, la más cercana.
Íntima voz que sólo es una, las demás son sólo voces, otroras voces, mas la íntima voz, no es pasado ni futuro, es presente.
Íntima voz
que habla sin hablar, porque es paciencia,
porque es valor y ética de la acción.
Íntima voz que también está callada, cuando tras el resurgimiento vivido requiere descanso, cual caminante que somos...
Íntima voz
que evoca luz y acción consciente,
que no busca desvelos, que no es anhelo ni irreflexión.
Íntima voz que solo aparece cuando es escuchada, mas por ser menos oída no deja de latir, porque es la vida, silente y pura, corazón y amor.

Emig

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viernes, 4 de julio de 2008

Vínculos

El vínculo que une
a tu auténtica familia,
no es de sangre, sino
de respeto y de goce mutuo.
Es raro que los miembros
de una familia
se críen bajo
el mismo techo.

Richard Bach



En ocasiones me he preguntado a partir de qué edad comenzamos a escoger conscientemente a los amigos.
Siendo cada vez menos amante de las preguntas y más de la observación, me viene a la mente una reflexión que queda simbolizada en la llamada
escalera de Jacob, la cual, bíblicamente conocida, entre otras interpretaciones, se da la que simboliza el paso entre la tierra y el cielo.
Algunas o muchas personas pensamos que la vida es un viaje, un estar de paso, y multitud de cosas por aprender y vivir; entre ellas, están las personas que nos vamos encontrando en el camino y cada una, tendrá seguro, el sentido que queramos darle o mejor, aquel que sintamos desde el signo inequívoco de la importancia y los diferentes niveles que marca nuestra conciencia.
Tampoco las personas estamos exentas de la apariencia, pues en ocasiones, damos por sentado cosas que nada tienen que ver con la realidad y no dejamos que el tiempo realice su trabajo con el talante de la justa medida, lejos de lo aparente que suele ser falacia.

Quizás no se trata de dignificar a nada ni nadie, pero tampoco desechar sin conocer realmente, y la paciencia necesaria no está en la respuesta de una pregunta, o entremezclada en la algarabía de pensamientos o disfrazada de esa acuciante necesidad del no sé qué, llamada ansiedad.

Hay un refrán que dice que no por más madrugar amanece más temprano; con lo cual, el sentido natural marca la pauta de lo que es, sin necesidad de ponerle una etiqueta. Los vínculos, unos los encontramos, otros los hacemos y otros desaparecen; pero todos ellos, son óbice de respeto y agradecimiento, quizás son también peldaños de esa escalera, la cual, no conocemos más que el estribo que estamos, aunque miramos atrás muchas veces e intentamos adivinar que hay más arriba, sin disfrutar, sin acabar de aprender del escalón en donde nos encontramos y, a veces sin pensarlo, más fruto del impulso intuitivo que de la impaciencia o el desmadre, estamos uno más arriba, en el cual, observamos algunas cosas desde otro prisma y otras nuevas, todo ello corresponde en ese nuevo momento y lugar.

Hay personas que son vínculos familiares, otros en la amistad, otras nos rozan el corazón y hacen saltar una alegría que yace innata y reverbera saliendo por los ojos, como luz de una nueva vela encendida, otras hacen una función más silenciosa, pero nos quieren aunque no están cerca; hay personas que no nos conocen pero nos sonríen a veces; las hay que no se acercan, porque no saben si molestarán, otras veces somos nosotros quienes no sabemos cómo tratar a ese alguien que sin conocer, sientes contiguo desde el primer momento...
Y demás personas, que pueden ser vínculos en nuestra vida, aún no las hemos conocido, están en su parte del sendero con su andar, conociendo otras y viviendo, pero sintiendo la serena alegría que anuncia en silencio que no estamos solos nunca, que todos nos vamos conociendo y queriendo. Queriendo cuando entendemos que querer no es tener, sino dar, así, podemos querer a todo el mundo...

Emig

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miércoles, 2 de julio de 2008

Pasarela social

"Los interrogantes más sencillos
son los más profundos.
¿Dónde has nacido? ¿Dónde esta tu hogar?
¿A dónde vas?
¿Qué haces?
Plantéatelos
de tiempo en tiempo,
y observa como cambian
tus respuestas."

Richard Bach



Esta pequeña frase de Richard Bach me recuerda un pensamiento, que dice cuántas veces damos por sentadas muchas formas de vida sin preguntarnos cuál es la propia visión ante ellas. En ocasiones y desde la reflexión propiciada por la lectura variada, por las conversaciones interesantes y la posterior cavilación, llego a pensar que la verdadera libertad surge desde la perspectiva que llevamos ingénita en nuestro interior, más que de todas las formas que algunas son más caducas que preponderantes. Llego a creer que no sólo el matiz requiere cambio pues, aunque de eso no se hable mucho en los medios de comunicación, considero que estamos viviendo una verdadera crisis social, en la que los valores principales brillan por su ausencia y, sin embargo, en vez de replantearnos las cosas desde un principio, sabiendo aceptar nuestra parte en el conflicto, nos alzamos con nuestra verdad en la mano y echamos las culpas siempre al más cercano.
Hay tantos y tantos recursos para que los hijos se "eduquen" a las nuevas formas mientras los
padres trabajan sin mesura. El tiempo es cada vez menor cuando hablamos de descansar y, aún las vacaciones que nos llegan de vez en cuando, observo que las vivimos con cierto estrés, debido al creciente estupor con el que convivimos casi el día a día y el condicionamiento que enseña la nueva escuela de medios vendiendo la felicidad...
A través del tiempo, infinidad de mensajes a través de películas, noticias y otros medios, nos vienen con las etiquetas de los buenos y los malos de este, a veces, carnaval infinito.
¿En qué parte nos situamos cada cual?
¿Acaso es necesario situarse en alguna?
Para muchos, creo que así es. No sé si nos estamos enseñando a vivir o quizás nos vestimos (nos visten) convirtiendo la vida en una larga pasarela por donde vamos yendo y el vernos todos, hace que parezca verdad lo que en realidad, es simplemente una pasarela.

Hay quien dice que antes se disfrutaba más. Ahora, parece que disfrutar es sinónimo de tener. Hasta lo que hacemos pierde su valor cuando se vive como obligación muchas veces, en vez de ser vivido desde el disfrute y la pasión.
¿Quién disfruta trabajando?, y ¿quién disfruta ganando dinero?
Disfrutamos más ganando más dinero ¿no?

A veces vivo la sensación de ir por la pasarela mencionada con una cinta puesta en los ojos, una cinta que solo permite ver aquéllo que las técnicas de comunicación, el tiempo ajetreado y un sinfín de vida rápida que nos acecha constantemente nos dejan ver. Estamos tan bien enseñados que, cada nueva generación que aparece, tiene menos iniciativa en la posibilidad siempre viable de cambiar las cosas, pero no, parece ser que son las cosas quienes nos están cambiando a la mayoría y, los canales oficiales para reclamar cualquier tipo de injusticia, afortunadamente, "están bien adaptados a las necesidades reales", las cuales, gracias a muchas leyes bajo una llamada "del embudo", nos sentimos protegidos e informados.
No creo que nadie nos abra los ojos, mas creo que somos cada cual quienes debemos abrirlos, desde la sencillez de las preguntas, desde la cercanía de uno mismo y lo que realmente siente, desde el pensamiento utópico y el intento de salir de un remolino llamado pasarela, quizás drástica metáfora pero, a veces creo que muy real, aunque no se anuncie en ningún medio...


Emig

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