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lunes, 14 de julio de 2008

Corazón humano


“No condenes a ningún hombre en su ausencia; y cuando te veas forzado a censurarlo, hazlo
frente a su cara, pero suavemente y con palabras llenas de caridad y compasión. Ya que el corazón humano es como la planta–Kusûli; que abre su cáliz al suave rocío de la mañana, y
lo cierra ante un fuerte aguacero”
–PRECEPTO BUDDHISTA





Esta cita, es para mí una de las que mejor define el corazón humano. Reconozco mi inclinación por los pensamientos budistas, sufistas... y por cualquier pensamiento que surge de la reflexión.
En ocasiones, una simple conversación te lleva hacia algún pensamiento o sensación que está en la recámara que prácticamente no se abre ni utiliza. Hoy, una de las sensaciones tras esa simple conversación, me ha llevado el pensamiento a esta cita que, además, la contemplo desde la globalidad de lo que somos las personas, convencido de que tan importante es ser esa planta al hablar, incluso al pensar, como al escuchar. Cualquier palabra, metáfora, sensación, idea o vivencia que nos ayude a tomar conciencia de lo que somos, hace que desde cualquier punto del firmamento, se nos vea como estrellas de luz que se mueven, a veces con el paso cambiado, pero la definitiva es siempre el camino de la evolución.


Emig

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4 comentarios:

María dijo...

El reflejo del interior, aquel que exteriorizamos hacia los démás desde nuestra alma interna, ese reflejo que no se ve, pero que se transmite hacia fuera porque es lo que sentimos en cada momento, es el espejo más profundo de cada uno de nosotros, el reflejo del alma, el que, aunque quieras disimular con máscaras no se puede porque así somos y así sentimos, porque lo llevamos dentro, y no se puede enmascarar con matices ni colores, y que, en modo alguno, ese interior, lo exteriorizamos con distintas clases de comunicaciones, unas veces, a través, de nuestras palabras escritas, o habladas, y otras veces, mediante el silencio, o los gestos, todas las comunicaciones hablan interiormente de nosotros, todas son nuestra parte humana, la parte más interna, la del alma, la de nuestro reflejo interior, la de nuestra personalidad, la que nos hace sentir y ser, la más importante.

Un beso.

Esther dijo...

La primera frase trae mucha razón encerrada en sí misma pues hay que ser claros, sinceros con el resto porque también nos gusta que lo sean con nosotros y que no apuñalen por la espalda como muchos hacen a veces, eso sí la verdad tampoco hay que soltarla como un jarro de agua fría ,sino poco a poco ,tanteando a la otra persona y contra más la conozcamos mejor sabrá como lo va a tomar..,pero eso sí siempre la verdad por delante.

Besos

Emig dijo...

Si hay algo que añadir, no creo que sea yo la persona más adecuada para intentarlo... María, te estoy leyendo y además de lo que dices, trasmites serenidad y un ritmo que parece acompasado al contenido de tu mensaje, el cual, finalizas de manera esplendente mencionando palabras que están en el vocabulario pero que no es lo mismo pronunciarlas que sentirlas a la vez y ahí, tú lo estás haciendo...
Además, tu comentario y reflexión me hace pensar en que ese interior es nuestra primera real ayuda, apoyo, creo que el más cercano y certero en las vicisitudes que muestra la vida, pues, como dice Richard Bach, quizás están ahí, porque nosotros las hemos convocado.

Un beso y mi sonrisa.

Emig dijo...

Sencillamente Esther. Si me gusta esta cita es precisamente por lo sencilla y a la vez, lo lejana de la práctica que, creo, resulta en ocasiones. ¿Sabes? Pensando en las citas, se me ocurre comentar que las personas hacen citas, pero las citas ¡también hacen a las personas!

Un beso