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lunes, 30 de junio de 2008

El correo del zar


Miguel Strogoff, el correo del zar. Una película que acabo de ver y disfrutar. Un clásico que sólo mi memoria adolescente recuerda, junto con sensaciones de vivir algunas escenas que acercan al llamado cumplimiento del deber, el honor, la amistad y el amor.

"Hay viajes que conducen más a un destino que a una meta".
Esta frase la nombra el capitán Strogoff en un momento de la película. Gracias al botón de pausa he tomado nota y me gustaría compartirla con todas y todos.

El viaje de la vida tiene un cometido. Doy por hecho que la finalidad es aprender, seguir aprendiendo todo aquello que nos corresponde y, para ello, se presentan multitud de circunstancias, situaciones, problemas y personas. La diferencia que veo entre meta y destino es que aquello que debemos hacer en cada momento forma parte de ese destino, de la razón que desde nuestro interior, nos impulsa y da sentido al caminar. Las metas son pequeñas paradas que nos dan satisfacción y el empuje para continuar en la brecha, ellas nos indican el cumplimiento de lo prioritario. Importantes son las metas porque si nos equivocamos en su elección, el viaje puede no conducir a ningún lugar.

El viajero tiene la maleta de la persistencia llamada voluntad; la del deseo, que mueve los primeros pasos e incita a ver más allá de la propia visión; la maravillosa mente, pues con ella el caminante entiende todo aquello que se mueve y tiene su ser, dando forma al mundo del pensamiento, la palabra y las infinitas ideas que acuden y se traducen en impulsos.
Conocemos en el camino la amistad, cada persona nos demuestra una tonalidad y aprendemos lo grande que es. Podemos en cualquier recodo del camino encontrar el amor, una condición que nos hace volar y unifica la expresión, pues voluntad y deseo hacen la misma función, porque desde ahí, rige el corazón.
Quizás cada cual llevamos un correo. Llevamos ingénito el íntimo mensaje de lo que somos y durante el viaje lo descubrimos, al mismo tiempo que, gracias a la comunicación, alentamos a otros para que hagan lo mismo. Posiblemente la unión de muchos correos, nos demuestre algún día el sentido del caminar, eso que llaman felicidad, que aparece cuando la cercanía se convierte en unidad.


Emig

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6 comentarios:

Esther dijo...

A mi me ha encantado la frase de que cada amigo muestra una tonalidad y aprendemos lo grande que es, y es verdad y por mucho que tengamos muchos amigos siempre vendra uno nuevo para mostrarnos otra cara de la grandeza de la amistad.

A lo del correo que llevamos como dentro diría que es como la personalidad,la base de nuestra forma de ser pero que depende del ambiente en el que vivamos cambiará en parte ligeramente.El entorno también afecta a ese correo interno..Besos

Emig dijo...

Me ha gustado tu reflexión, Esther. Es una continuidad que no pretendo yo al escribir que los comentarios sean similares, sino fruto del pensar de cada cual, pues así aprendemos. Cada palabra escrita forma parte de nuestro propio correo, el cual, quizás cambia por el tiempo, porque nos damos cuenta que en realidad está solamente medio escrito y somos quienes lo escribimos al vivir.
Un beso

María dijo...

Para mí lo más importante, no es llegar a una meta en el caminar de la vida, porque cuando nos trazamos un objetivo y llegamos a él, aunque sientes satisfacción personal por haberlo conseguido, para mí es mucha más satisfacción cuando estás en el proceso de ese objetivo, cuando luchas por hacer lo mejor posible por conseguirlo, cuando estás detrás de ello, en esos momentos, en ese proceso, en ese trayecto, que es como una constante lucha consigo mismo para intentar hacerlo lo mejor posible, y llegar a ello, es algo realmente maravilloso hasta que lo alcanzas, y luego, cuando ya lo tienes te sientes maravillosamente bien, pero ya se acabó esa pasión, ese trabajo tan gratificante que has dado de sí hasta quedarte sin aliento porque has dado todo lo que podías, y para mí ese trayecto es lo más importante, más en sí, que llegar al final de ese objeto, de esa meta.

Para lo cual, para mí es más gratificante, el caminar día a día, el recorrido de ese trayecto, el dejar el aliento hasta el no vá más, que cuando ya has llegado al final.

Gracias por hacernos reflexionar con los temas que escribes, son todos verdaderamente maravillosos.

Un beso.

Emig dijo...

María, comparto tus palabras y el sentido de ellas, al leerte, me siento muy parecido a tí pues mis formas son de meterme en el meollo y funcionar dentro de él, porque me siento así muy vivo, sin embargo el mencionar las metas, hago la matización del cumplimiento de lo prioritario, porque es elgo que intento imponerme para no dejarme llevar por aquello que quizá en vez de acercarme, me aleja de mi realidad.
Tu visión del día a día, es sencillamente fantástica pues, considero que es algo que llevo pendiente de alguna manera en algunos aspectos, simplemente por no dejar que el día a día sea el que debe ser, sin pedir más allá de lo que realmente da un día. A veces esto se convierte en la frase que dice eso de no pedir peras al olmo.

Un beso

Pilar dijo...

vaya!
cuánto Conocimiento,
he aquí un bagaje de Reflexiones interensantísimas.

y, Yo sólo me paso para dejarte un saludo Indio
[un saludo Especial con mención a los Sentimientos más Honorables y Sinceros]
así que...un saludo Indio,
para Ti.

ro. dijo...

otra ves el ordenador me juega la pasada de las cuentas, si no es hot es gamil, en fin.
aprovecho para reclamar la Historia!