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miércoles, 18 de junio de 2008

Camino libre. Camino impuesto

"Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría"

Hermann Hesse



Las personas, la comunicación... ¡hermoso todo!
Alguien que he conocido hace apenas pocos "tics tacs", me ha recordado esta frase. Me encanta pensar y vivir la sensación de que todos, absolutamente todos, podemos aprender unos de otros. Creo como una certeza del corazón que aquello que vemos, lo llevamos en nosotros. Creo también en lo que no vemos, pero llevamos ingénito de alguna forma en nuestro interior y la magia de las personas, como la magia de la comunicación, hace que despierten las nuevas formas...
Si saber escuchar ya es aprender, más aún es entender aquello que oyes. Todo forma parte del camino, de este interesante camino que es vivir. Si la vida está para nosotros y nosotros estamos para ella, los problemas serán soluciones, las cuestiones serán respuestas, los pasos serán camino, las decisiones serán propias y fruto de la oportunidad, no del rebote... Creo que ese "elegir el camino de la mayoría" no es una elección propia, sino el susodicho rebote.

A veces pienso que las hadas, antes de serlo, imaginaron que podían llegar ahí...

Emig

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2 comentarios:

María dijo...

Me parece muy interesante el tema que has elegido en tu blog, tanto la frase del comienzo del pensador, como lo que después has escrito tú, es un tema bastante interesante para debatir.

Todas las personas aprendemos de las demás, estamos aquí en este mundo para vivir enlazadas unas con otras, en sociedad, y, aunque cada persona seamos totalmente independientes, -nacemos y morimos solos-, a lo largo de nuestra vida estamos rodeados de personas, en un mundo que es nuestra sociedad, y del cual, aprendemos un poco cada día unos de otros.

Cuando somos niños aprendemos de nuestros padres, hermanos y profesores. Cuando somos adolescentes y jóvenes, exactamente igual y además agregamos a nuestros amigos. Cuando somos maduros desde nuestro conocimiento interior por haber vivido más y tener algo más de conocimiento, y de nuestro entorno. Cuando somos ancianos desde nuestras experiencias. Por que siempre estamos en constante evolución de aprendizaje, incluso, también aprendemos de los niños, yo cada día aprendo más de mi hija.

Este tema da para mucho comentar, pero no me voy a extender más sino acabo con tu blog jajaja ¡perdóname!.

Un beso.

Emig dijo...

Jajajaja... ¡perdonada!

Agradezco mucho todas tus palabras. Estoy con ellas como conmigo mismo.
Un largo comentario que haces, que bien podría ser una extensión del tema inicial. Tu segundo párrafo es para mi importante. Lo veo utópico pues hablas de estar enlazados y de aprender. Creo que esa es parte de la realidad, sin embargo, no actuamos en su consecuencia.
Me encantan tus palabras. Son ellas rayos de sol porque evocan luz, además concreta y necesaria sobre asuntos tan propios e importantes como la educación, amistad... todo visto desde distintos ángulos que, en definitiva aportan experiencia y evolución.
Seres pensantes y no pensados, me dice a veces un buen amigo. Tú eres muy pensante, es algo que hace sonreír hasta a la misma tristeza.
Conocimiento interior has nombrado en tu aportación escrita... me has hecho sonreír de nuevo. Cualquier cosa que viene del interior, que surge de ahí es muestra de madurez. A veces he pensado que cuanta más madurez manifiesta una persona, es porque más cerca de ella misma está, pues el interior lo considero así: maduro, experimentado, amoroso, impersonal porque fluye como el Sol, es decir, para todos por igual. Creo que es un baúl de muchos enseres que aún desconocemos, también puede ser una caja de pandora que contiene la propia identidad, la que a través del tiempo vamos conociendo y dándonos cuenta de la utopía que mecionas...

Un beso