Mito o Libertad

"A ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza. A menudo alcanzo esa cumbre... pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella. Medito, y me encuentro como estaba antes, solo, con todos los dolores propios de la condición mortal, y el asilo de mi corazón, el mundo enteramente uno, desaparece; la naturaleza se cruza de brazos, y yo me encuentro ante ella como ante un extraño, y no la comprendo. Ojala no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. ¡Oh, sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona."
Hiperion o el eremita en Grecia (Friedrich Hölderlin)

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Como el calmo mar sargazano debiera ser nuestra mente, para que así, sólo así, lo estéril, pueril, deje de hacer mella continua bajo infinidad de formas, más producto de la tradición que de la imaginación.
“El mito, en la versión de Vives, es el siguiente: los dioses, para celebrar el cumpleaños de Juno, son obsequiados con una representación teatral organizada por Júpiter. En ella, la Tierra funciona como escenario y, en él, aparecen diversos actores entre los que sobresale el hombre con su máscara.” (Diálogos y otros escritos, de Juan Luis Vives)
Y así parece la vida más un baile o desfile de máscaras, olvidando que un buen día, la utilizamos por primera vez para hacer un papel. Solamente la naturaleza continua su natural ritmo, para nada auto-impuesto, simplemente el suyo. Pero el ser humano, parece vivir más prisionero de su propio carnaval de ojos cerrados, con la sonrisa puesta, la de la máscara. Crea y se hace víctima de distracciones tumultuosas que ayudan al momentáneo desapego, pero sigue sin abrir los ojos, pues sólo ve las imágenes que un buen día creó y con ellas se conformó.
Quizás por eso, gracias a los ojos cerrados, nos acercamos a la creciente indigencia, que aún en la apariencia, tras la máscara habita. Sinuoso camino hemos hecho, en vez de alzar la vista y contemplar la sencillez del vivir, con la visión optimista del soñar, el utópico caminar, claro como el mar y cercano como del intelecto a la intuición: un paso de silencio.

Emig

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