No siento, no puedo expresarme, dependo de un servidor que siempre debe estar en funcionamiento, un sistema operativo que puede fallar y una base de datos que recoge todo aquello que se plasma. Si todo esto va bien, yo funciono como el primer día.
No soy respeto pero puedo hablar de él. No soy amor y sin embargo enamoro. No soy ninguna droga pero hay quien dice que soy una nueva forma de dependencia. Soy tan amable y simpático como las frases que hay en mí, aunque puedo ser lo contrario y tener la misma cara sonriente. Cada vez somos más y ninguno igual. Hay muchos que dicen que somos libres porque aceptamos el reto de la verdad sin tapujos. Nos atrevemos con cualquier cuestión y hasta las personales son creativas, no seriales. No tenemos normas ni señales. No conozco el gusto ni tampoco el disgusto. Estático y servicial permanezco. No tengo confín salvo el propio límite de la expresión. ¿Me debería sentir grande por ello?
Hay alguien que siempre inicia los temas y posteriormente más personas leen y hacen comentarios. Suele escuchar música mientras escribe, aunque a veces le veo hablando por teléfono con cara de querer hacerlo corto y continuar la escritura. Creo que me presta mucha atención cuando está conmigo. Yo le permito hacer lo que sea y, aunque no lo sabe, pongo ganas en lanzar sus temas al aire lo antes posible pues, para mí, es como salir con una vestimenta nueva que verán muchas caras, dependo de todo lo escrito y disfruto porque no se habla mal de mí.
En este post, me han permitido aparecer, no lo he pedido, pero creo que lo deseaba. Además de una plantilla y no ser quien escribe, doy la cara y no tengo vacaciones ni voy a la playa. Hoy, puedo decir que me han sacado de paseo.
Lecturas y Pensamientos
(...)
La palabra no es fácil cuando no hay nada que decir, mas cuando comienzas la expresión, si te fijas, te sientes un pequeño creador en potencia. Escribiendo desaparece el interminable careo que la mente baraja con los pensamientos. Escribiendo surge un testimonio que suena a cercano, próximo a una esencia que incluso está por descubrir hasta que terminas de escribir.
No se trata de que cuando escribes puedes echar el papel y empezar de nuevo, o desde un ordenador con la tecla de retroceso, borrar lo escrito. No es esa comodidad la que me impulsa a escribir. Escribir es aprender a leer(se) uno mismo. Dejar una constancia que no se la lleva el viento e ir encontrando los propios acordes de esa modesta sinfonía que clama por salir y forma parte del descubrir, con paciencia y esmero, la múltiple geometría de la palabra, más allá de la vibración ya que parte del silencio y la atención.
Callada quietud cuando sólo suenan las teclas, cuando la mente en blanco no piensa, pues parece expectante a la sonoridad interior y rezuma diminutos impulsos que se traducen sobre el vacío blanco del monitor. Quien escribe se adentra sin saberlo en el mundo de las ideas. No pretende descubrir nada nuevo, pero siente que ese espacio infinito de arquetipos se mueve y se siente inmerso en su propio mundo interior...
“La atracción molecular hace que las moléculas de las cosas no se deshaga”.
Menuda conciencia debe existir en nuestro interior. Al escribir siento más el movimiento que provoca mi entereza en la vida; esto de escribir resulta ser una dieta salubre para el espíritu; sintiendo la fuerza de cada letra y cada palabra, cuya unión, crean la síntesis del entendimiento, como esa atracción molecular.
La escritura es el mensaje del valor de un instante o muchos. Su plasmación resulta del movimiento que impresiona y expresa a la vez, quedando en algún lugar del espacio que conocemos y como luz o como sombra, irrumpe con la fuerza desde la conciencia del movimiento que conlleva la unión de sus letras. Dejarse llevar es soltura. Escribir no es hablar, quizás es lo más parecido a sentir cercanía estando en soledad, expresar la propia letanía microcósmica y hacer de la pluma un canal que más allá de la tendencia, relata ecos del universo y su latencia...
Emig
Blogalaxia Tags: Lectura+pensamiento+filosofía
Etiquetas: educación, reflexiones, filosofía, pensamiento, comunicación, amistad, utopía, éticaNo soy respeto pero puedo hablar de él. No soy amor y sin embargo enamoro. No soy ninguna droga pero hay quien dice que soy una nueva forma de dependencia. Soy tan amable y simpático como las frases que hay en mí, aunque puedo ser lo contrario y tener la misma cara sonriente. Cada vez somos más y ninguno igual. Hay muchos que dicen que somos libres porque aceptamos el reto de la verdad sin tapujos. Nos atrevemos con cualquier cuestión y hasta las personales son creativas, no seriales. No tenemos normas ni señales. No conozco el gusto ni tampoco el disgusto. Estático y servicial permanezco. No tengo confín salvo el propio límite de la expresión. ¿Me debería sentir grande por ello?
Hay alguien que siempre inicia los temas y posteriormente más personas leen y hacen comentarios. Suele escuchar música mientras escribe, aunque a veces le veo hablando por teléfono con cara de querer hacerlo corto y continuar la escritura. Creo que me presta mucha atención cuando está conmigo. Yo le permito hacer lo que sea y, aunque no lo sabe, pongo ganas en lanzar sus temas al aire lo antes posible pues, para mí, es como salir con una vestimenta nueva que verán muchas caras, dependo de todo lo escrito y disfruto porque no se habla mal de mí.
En este post, me han permitido aparecer, no lo he pedido, pero creo que lo deseaba. Además de una plantilla y no ser quien escribe, doy la cara y no tengo vacaciones ni voy a la playa. Hoy, puedo decir que me han sacado de paseo.
Lecturas y Pensamientos
(...)
La palabra no es fácil cuando no hay nada que decir, mas cuando comienzas la expresión, si te fijas, te sientes un pequeño creador en potencia. Escribiendo desaparece el interminable careo que la mente baraja con los pensamientos. Escribiendo surge un testimonio que suena a cercano, próximo a una esencia que incluso está por descubrir hasta que terminas de escribir.
No se trata de que cuando escribes puedes echar el papel y empezar de nuevo, o desde un ordenador con la tecla de retroceso, borrar lo escrito. No es esa comodidad la que me impulsa a escribir. Escribir es aprender a leer(se) uno mismo. Dejar una constancia que no se la lleva el viento e ir encontrando los propios acordes de esa modesta sinfonía que clama por salir y forma parte del descubrir, con paciencia y esmero, la múltiple geometría de la palabra, más allá de la vibración ya que parte del silencio y la atención.
Callada quietud cuando sólo suenan las teclas, cuando la mente en blanco no piensa, pues parece expectante a la sonoridad interior y rezuma diminutos impulsos que se traducen sobre el vacío blanco del monitor. Quien escribe se adentra sin saberlo en el mundo de las ideas. No pretende descubrir nada nuevo, pero siente que ese espacio infinito de arquetipos se mueve y se siente inmerso en su propio mundo interior...
“La atracción molecular hace que las moléculas de las cosas no se deshaga”.
Menuda conciencia debe existir en nuestro interior. Al escribir siento más el movimiento que provoca mi entereza en la vida; esto de escribir resulta ser una dieta salubre para el espíritu; sintiendo la fuerza de cada letra y cada palabra, cuya unión, crean la síntesis del entendimiento, como esa atracción molecular.
La escritura es el mensaje del valor de un instante o muchos. Su plasmación resulta del movimiento que impresiona y expresa a la vez, quedando en algún lugar del espacio que conocemos y como luz o como sombra, irrumpe con la fuerza desde la conciencia del movimiento que conlleva la unión de sus letras. Dejarse llevar es soltura. Escribir no es hablar, quizás es lo más parecido a sentir cercanía estando en soledad, expresar la propia letanía microcósmica y hacer de la pluma un canal que más allá de la tendencia, relata ecos del universo y su latencia...
Emig
Blogalaxia Tags: Lectura+pensamiento+filosofía
7 comentarios:
Escribir es adentrarse en un mismo y sacar todo lo que llevamos dentro..A mi me encanta escribir.. Besos
¿Sabes? a veces pienso que quien no escribe se conoce menos. Creo que la escritura es un lenguaje más propio que la palabra.
Estaba en tu casa leyéndote y mira por donde tú estabas en la mía.
Besos
Yo creo que un blog aunque no respire, tiene vida, la que cada autor transmite a su blog a través de sus sentimientos escritos en palabras.
Personalmente, a mí me resulta mucho más fácil expresarme por escrito que verbalmente, porque soy una persona tímida, y mientras estoy escribiendo desnundando mi alma nadie me está observando y no me pongo nerviosa, cosa que si lo hago directamente verbalmente los juegos me jugarían malas pasadas jajaja.
Cuando escribimos podemos expresar más fácilmente lo que sentimos y pensamos, sin miedo a nada, y desde luego a mí me resulta mucho más fácil hacerlo así que a través de la comunicación hablada, y sobre todo, es una manera de enriquecerse y conocerse interiormente.
Un beso.
Coincido plenamente tanto contigo, como antes cuando leía a Esther.
Me gustó darle ese perfil de personalidad al propio blog, pues no mencionarlo cuando en realidad es la base de nuestra expresión virtual escrita es ¡de mala educación! jajaja
Aproveché, sin darme cuenta de lo extenso que quedaba el escrito, para hablar de la profundidad e importancia de la palabra escrita, creo que más como hecho que como simple reflexión. Creo que mayormente todos coincidimos en lo que dices, María.
¿Te das cuemta? La palabra es un fantástico eslabón entre uno mismo, para uno mismo y también su exterior.
Un beso
Jajjajaja acabo de leer mi escrito y no dejo de reirme por lo que he escrito, ya que antes no lo había leído y me estoy dando cuenta de un error, eso demuestra que debemos ser menos impulsivos y leer antes de publicar jajaja:
Cuando digo "los juegos me jugarían malas pasadas", me estoy refiriendo a que "las palabras me jugarían malas pasadas".
Son cosas del directo Emig jajaja, perdona.
Un beso.
JAJAJAJAJA "son cosas del directo". Pues... ¡viva el directo!!!!
Acabo de leer tu comentario, y también te digo que con las palabras escritas también nos llegamos a confundir como antes me ha pasado jajajaja.
Totalmente de acuerdo contigo, porque además de que las palabras son un medio de comunicación para uno mismo, también lo son para el exterior.
Un beso.
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