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viernes, 13 de junio de 2008

Soy un grifo


Me encanta la palabra. Me encanta sentir el grifo abierto y convertir ese silente goteo en palabras escritas. Ellas son un reflejo grandilocuente de ese presente íntimo, esa vivencia acompasada que sientes y ves pasar como gota de agua, te fijas y viviendo la sorpresa de su mensaje, simplemente, casi como un dictado, apuntas o tecleas su salpicar.

Soy un grifo. En el caminar, encuentras otros grifos. Unos abiertos, otros que parecen cerrados. Me paseo por ese lugar y les pregunto. Unos me dicen que no se atreven a dejar salir su agua porque no es limpia. Otros sueltan sólo diminutas gotas que parecen querer escapar de un encierro, mas otros son grandes chorros de fuerza, a esos no me acerco pues su forma me resulta ininteligible, incluso desagradable, porque no llego a entender nada, tan solo aprecio desde lejos la sonoridad. Sigo caminando pensando que en realidad sólo quieren hacer mucho ruido...
¿Te das cuenta? —me digo a mí mismo. Tantos grifos como tantas formas de echar agua.
Lejos de la petulancia de los grifos tan ruidosos, observo uno que me causa estupor. Lo entiendo como viejo, quizás cansado pero seguro muy lacerado. Me acerco y agradezco las gotas de que él caen. Además las entiendo. Me hacen sentir cercano. Nace en mí un puente de complicidad que hace que sonría. Me paro a escuchar su mensaje. No sólo habla de escribir o de la palabra; éste dice que todos los grifos son perfectos. Que al hacer imperfecciones es cuando dejan de serlo, que es así cuando se estropean, cuando no responden y sus gotas dejan de salir locuaces, porque pierden la autenticidad. Me habla de su juventud, la cual recuerda con anhelo pero sin añoranza pues, es un grifo que irradia esplendor. Me dice que él, como otros, ha tenido que aprender de muchos errores, que no siempre ha sido un grifo abierto a todos.

—Craso error no ser así —dos grandes gotas me lo indican.
Me recuerda que somos grifos porque siempre debemos dar lo que por nosotros pasa. Que no importa ver otro grifo que da y, por eso, nosotros guardar. Una gota sonriente y benevolente, me indica que dando se es más feliz que recibiendo, porque tenemos toda el agua del universo para repartir y por eso somos grifos. Me salpica con dulzura una de sus gotas. Ello me recuerda una sensación lejos de lo cotidiano, porque no es habitual, que habla de que somos grifos, pero repartimos la misma agua. Siento que el líquido elemento de este grifo es sabio. Su diáfano elemento me acerca, como un todo, a lo que fui, lo que soy y, casi me atrevo a decir también a lo que seré.
—Menuda utopía de agua tiene este grifo —me repito más transparente que nunca.
—Me gustaría ser como tú —le digo como si de una lámpara maravillosa surgiera.
—Todos somos uno —me responde. Tan solo estamos en distintos estadios, pero llevamos ingénita la misma agua. Si algo te gusta de mí, imagínalo en tí y a lo mejor descubres que también lo eres.
Soy reflexivo por naturaleza. Mas este grifo me hizo ver que la reflexión nunca termina. Siento cerca su agua, me gusta tal sensación, pero a la vez, considero que debo irme.
—¿Hay más como tú? —le pregunto con una gota como una lágrima, sintiendo la sal.
Todas sus gotas parecieron unirse cuando me respondió que si, que los hay. Todo lo que aparece en nuestro camino es porque lo necesitamos. A veces no lo reconocemos porque no estamos cerca de nuestra realidad. Una gota que era una clara sonrisa me dice:
—Tú permanece cerca de tí y que no te preocupe ninguna pregunta, ninguna cuestión. Todo es pasajero. Todo viene y todo va. Encuentra tu propio ritmo y, además de ser grifo, serás feliz, lo demás llega por añadidura.
¡Menuda sensación tenía! Era el agua más serena que he reconocido nunca.
No sé si me despedí. Aunque creo que no hacía falta nombrar la despedida, pues, este grifo, es de esos que cuando lo conoces, no parece haber sido por primera vez, ni que tampoco será la última...

Emig

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre Mía Emig!! Cuánta productividad, qué envidia, supongo que eso está bien, no?

Salud!!

Emig dijo...

Hola!!

Ahora mismo hablaba con tu amiga por teléfono.
Si. Últimamente siento que tengo el grifo abierto.

Me alegra leerte. Salud!!

Anónimo dijo...

Enhorabuena!!
Desde mi humilde opinión, muchísimo más diáfano y esclarecedor.

María dijo...

Tus temas me parecen todos super interesantes, tengo que irlos leyendo todos, poco a poco, pero mira me he parado a leer éste porque me ha llamado la atención el tema del grifo, y la fotografía me ha gustado por ser ese grifo de de los que ya no se ven, de los de antes.

Me ha gustado mucho lo que has escrito y la manera que tienes de sentir y de describirte como un grifo que no acaba nunca de terminar de gotear, pero fíjate, ¿sabes como te veo yo? no como un grifo, sino como un pozo sin fondo, porque tu inspiración es tan amplia, tan infinita, tan ilimitada, y tu escritura es tan diversa, tan profunda, con tanto sentimiento, tan sumamente perfecta, con tanto enriquecimiento de vocabulario, que yo te veo así, como un pozo sin fondo, perfecto.

Un beso.