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lunes, 9 de junio de 2008

Sinceridad: La belleza de ser uno mismo


Cuando hablo, siento a veces que no digo todo lo que pienso. Cuando pienso, siento a veces que no llego a ninguna conclusión definitiva. Al escribir, también pienso, pero mi mente está menos pendiente de muchas cosas y observa con mayor atención ese blanco que me observa, como pidiendo dejar de ser vacío, para formar parte del soporte que necesitan las letras para sostener su mensaje.
No pienso en la sinceridad, pero a veces me pregunto por ella. La respuesta me abruma pues parece más un estigma del pasado que una pasarela del presente. ¿Dónde habita la sinceridad? Supongo que en los corazones. Imaginar el corazón creo que es un largo camino. Llegar a él se puede pues, por algo también estamos viviendo, sin embargo me resulta utópico hablar de verdad desde el corazón y escuchar de la misma forma, cuando observo mucho de lo que decimos al día.
Pensamos, hablamos y ¡hasta la escritura nos cambia! según nos encontramos.
La sinceridad no creo que tenga que ver con un momento determinado que nos sentimos así. Creo que en esencia, somos sinceridad. En realidad debiéramos estar exentos de toda condición que nos impeliese a hacer un papel más que a ser uno mismo. Pero creo que decidimos seguir el papel autoimpueso, que nos determina y nos sirve de escondrijo, aunque en ese momento nos acerque, aparentemente, a otra persona...
Creo que la sinceridad está muy cercana al silencio. Creo que la sociedad en la que vivimos nos impone un magnetismo forzado, robando así algo muy preciado que somos: la sinceridad. Cuando pienso en artistas del Renacimiento como Da Vinci, Renoir o Velázquez, imagino el grado de acercamiento a sí mismos que debían sentir al pintar sus obras. Esto lo veo como una muestra gráfica de la sinceridad; esa palabra, esa vocación, esa expresión que anida en lo profundo del ser y su manifestación, va más allá de no decir mentiras o decir simplemente verdades, pues la sinceridad, forma parte de la propia creación de la vida, porque la sinceridad, creo que es parte del flujo continuo de la vida en su natural talante...

Emig


Citas sobre la sinceridad

"Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa".
André Maurois

"Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía".
Ralph Waldo Emerson

"La sinceridad es el pasaporte de la mala educación".
Enrique Jardiel Poncela

"Son siempre más sinceras las cosas que decimos cuando el ánimo se siente airado que cuando está tranquilo".
Marco Tulio Cicerón

"Sólo en un mundo de hombres sinceros es posible la unión".
Thomas Carlyle

"No soy sincero, incluso cuando digo que no lo soy".
Jules Renard

"Ser sincero es siempre ser sincero. La sinceridad es un camino interesante, porque es un camino propio".
EBP

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sinceramente precioso. Es una reflexión que merece ser leída.

Ada dijo...

Ser uno mismo es, a veces, un espejismo.

Mi beso.

Isabel dijo...

Estoy de acuerdo contigo,pero ¿por qué no nos permitimos ser tal y como somos?Necesitamos protegernos porque nos sentimos amenazadados,vulnerables ante los demas.La sinceridad es como una cebolla llena de capas,y no creo que nadie esté dispuesto a llegar hasta la última para descubrir ante otro su "verdad".En realidad es casi utópico,porque incluso somos capaces de engañarnos a nosotros mismos.Un tema precioso,pero qué dificil hacerlo realidad..Me gusta leerte.Un abrazo

Emig dijo...

Ada, pienso que ser uno mismo también es saber que podemos decidir qué somos y esto no lo veo como espejismo.

Un abrazo

Emig dijo...

Isabel, encantado de verte por aquí... Tu pregunta me hace reflexionar pues la siento cerca. Recuerdo algunos pensamientos antes de ir a la "mili" (qué memoria tengo ¿eh?) y, una vez allí, el tiempo me dijo que era menos de lo que imaginaba en realidad. Quiero decir con esto que tu pregunta la veo con trampa, trampa de la propia mente. Un entuerto que ahora mismo, sólo me respondo con dos palabras: humildad y desapego. Prefiero pecar de humilde que perderme parte del espectáculo, simplemente por pensar en amenazas o vulnerabilidades. Así se aprende, pero no lo que uno quiere, sino lo que se nos va presentando...
Un abrazo.