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sábado, 28 de junio de 2008

Conjura o utopía


Acabo de llegar a casa. No suelo salir con el móvil casi nunca pues no me gusta mezclar conversaciones vivas con telefónicas que entrecortan la comunicación. Aún así, algo me impulsa a ponerlo en marcha. Lo hago y una sensación anhelante surge con disimulo desde mi interior. Pasan los segundos y la pantalla azul aparece. No tarda apenas en sonar el pitido indicador de que hay un mensaje de una llamada perdida. Menos tardo yo en ver quién es. Resulta ser un amigo, ¡lástima! pues hubiera conversado muy gustosamente...
La sensación de anhelo queda rezagada y silencia su quejido. En realidad no es quien mi mayor silencio esperaba. A veces, no es el deseo de querer algo concreto quien nos saca la sonrisa, tal vez, lo simple es sorprendente porque no lo esperas, suena y su eco resuena en el interior, convirtiendo en alegría los latidos. Un agasajo esperaba a modo de mensaje; un regalo de alguien. A veces no son necesarias muchas palabras, tan solo un "hola" en el momento preciso y de la persona escogida desde el corazón, es la savia que eleva la moral de esa tropa de invisibles partículas del sentimiento que llamamos amor.
Pero el Universo no conspira contra nadie, pues sería hacerlo contra sí mismo. La etiqueta o definición más real de cualquier pensamiento, sentimiento o vivencia la pone el tiempo. La entereza que necesitamos para comprender esto no surge de ningún conformismo, tampoco de la represión o la ilusión, mas creo que sí de la comprensión de lo grandioso que es donde vivimos, y el orden natural de las cosas. Tenemos mente y decidimos. Somos impulso y ahí que vamos, pero también somos corazón, y la reflexión no son pensamientos encaminados al sofá de la esperanza, sino que el propio ritmo absoluto actúa con la sabiduría de que todo tiene un sentido, una respuesta, un camino visible... a su debido tiempo.
A veces me pregunto, si la utopía de hoy, será la realidad de mañana. Si los que vivimos de utopías estamos acertados porque intentamos vivir sin esperar, porque seguimos plantando en ese campo que está cercano, que no es fruto de ninguna búsqueda añorada, ni de un hacer a cambio de, sino del discernimiento que surge cuando el sigilo de la palabra acompasada al hecho, forma parte del propio caminar...

Emig

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10 comentarios:

AHEO dijo...

Hace unos días un amigo me preguntaba mi opinión sobre el mañana,qué esperaba del futuro... le contestaba que hacía tiempo que no planto grandes expectativas sobre el mañana, debido a que antaño siempre sufría caídas cuando no se cumplían... el tiempo me enseñó muchas cosas...ahora, dejo que la vida fluya de acuerdo como la voy construyendo, ahora me reconozco artífice de lo que vivo, esto implica la decisión, como bien lo mencionas en tu texto.., evidentemente tengo sueños y junto a ellos, la decisión de actuar para lograrlos, no solo de tener la esperanza de cumplirlos, sino de hacer algo para alcanzarlos, a esto le llamo actuar esperanzadoramente... en el presente...
Saludos

María dijo...

A veces, con tan sólo el silencio de una persona, se pueden escuchar bellas melodías, pero, en cambio, con tan sólo un simple saludo, puedes oir hasta una gran orquesta celestial. Las dos son comunicaciones, las dos son respuestas, las dos son un fluir profundo en el interior de las personas, esenciales y transcendentales, a la vez, pero quizá esa respuesta de ese saludo sirva como una especie de esencia a nuestro interior, que hace impulsar con fuerza interiormente a la persona que recibe esa comunicación por respuesta.

Es muy bonito ofrecer y regalar cariño con nuestras palabras y con nuestros gestos a los demás, pero ... ¿por qué, también, nos gusta, -aunque no esperemos nada-, recibir de los demás? porque esa respuesta, esa sonrisa, ese gesto, sirve como un impulso interior para la persona que lo recibe.

Dar ... ofrecer ... regalar ... recibir ... forma parte de cada persona, esas muestras de generosidad, de cariño, de ofrecimiento, de entrega hacia los demás, lo necesitamos todos tanto como si de una medicina se tratara.

Estar en tu blog es como estar en mi mundo interior, gracias por hacer que así sea.

Un beso.

Esther dijo...

No sé si este comentario te saldrá doble o no , me falló la linea y no se si se llegó a enviar el anterior.
Te decía que para mí el móvil me es immprescindible,lo uso de reloj, agenda,para oir música y como cámara de fotos en muchas ocasiones..así que como para no salir co el.jajaja
Y a lo del sms que llega que no es de quien esperas decirte que te entiendo a mi me ha pasado y ese sms no te llena lo suficiente pese a ser de alguien querido, porque tehacían falta las palabras de otra persona en concreto..
Besos

Emig dijo...

Aheo. Una maravilla de reflexión. Coincido en toda ella y, efectivamente, en el presente está el meollo, pues en el presente vive el ser que somos. Supongo que vivir así es hacer camino hacia ese acompasamiento de los ritmos internos y lo demás, está ahí, cuando se camina sin buscar y se encuentra porque se reconoce al andar.
Un cordial saludo

Emig dijo...

María, ninguna palabra tiene desperdicio cuando te leo... hablas del compartir, defines el compartir con las mayúsculas del compartir. Haces que las pequeñas cosas sean lo que son en realidad: grandes cosas.
Tu última frase, todavía la estoy asimilando. Cuando escribes, veo una preciosidad de mensaje e imagino alguien igual que lo escribe.

Un beso

Emig dijo...

Efectivamente Esther el móvil lo suelo coger, aunque no dista mucho lo que he escrito de mi propia realidad. En ocasiones aprovecho algo que unido a parte de ficción, me sirve para explicar lo que, como dice María, siento que reflexiono desde mi mundo interior. El móvil me sirvió como anillo al dedo para relatar esas sensaciones, eso que vivimos y apenas decimos a nadie, pero a la vez, tienen una importancia soberana y a la vez, intentan dilucidar que mejor vivir el instante que esperar un futuro.
Un beso

MRB dijo...

Me gustó muchísimo tu reflexión. Soy ferviente creyente de que el futuro se contruye con los actos y pensamientos del ahora. Construir un sueño es estar pendiente de él, visualizarlo, olerlo, verlo, tocarlo (en la imaginación), escucharlo. Los cinco sentidos se ponen a trabajar en aquéllo que esperamos lograr. Cierto, muchas veces hay caídas, no desesperemos, porque aquél que se levanta y recurre, llega al éxito. Lo he comprobado muchas veces. Siempre, siempre, aquéllo que más deseo, es una realidad futura para mí. Tienes que confiar, tener fé y luego lo sueltas. El Universo se encarga del resto.
Felicitaciones por esas reflexiones tan profundas, inherentes a todo ser humano.
Shanty

Ada dijo...

CAMPEOOONES!!!
¿Ves? Hay que confiar luchando hasta el final.

Mi beso

Emig dijo...

¡Acertadísima Ada!!!!
:-)
Un beso.

Emig dijo...

Shanty, gracias por tus palabras. Coincido contigo y tu forma de expresión. Hablas de lo inherente y ahí creo que anida el soñador y el sueño, todo en la misma cama.
Un fuerte abrazo.