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miércoles, 6 de agosto de 2008

Dudas


Hu-Ssong, filósofo oriental, hablaba con dos de sus discípulos. Le dijo uno:
—Maestro: tengo muchas dudas.
—Aprenderás bastante —le respondió Hu-
Ssong.
Otro le dijo:
—Maestro: no tengo ninguna duda.
—Jamás aprenderás nada —le indicó el maestro. Y explicó:
—El que duda busca; el que no duda piensa que lo ha encontrado todo ya, y entonces deja de pensar. La incertidumbre del que duda enseña más que la certeza del que cree saberlo todo. La duda nos hace humildes; de la absoluta certidumbre nace la soberbia.
—Tienes razón —dijeron los alumnos.
Y Hu-
Ssong contestó:
Lo dudo.


A veces pienso que si el camino surge desde uno mismo, también va hacia uno mismo, con lo cual, la duda no debiera existir salvo en la mente, siempre llena de multitud de opciones, reglas perentorias, sensaciones de ansiedad dictadas desde los pensamientos más profundos, pero, eso sí, pensamientos al fin y al cabo.
Vivimos deprisa, necesitamos respuestas porque generamos muchas preguntas.
Vivimos del pasado aunque desde el presente; necesitamos conocer el futuro para decidir el presente. Vivimos desde la inseguridad porque nos falta aplomo. La sensatez, confianza y serenidad no se consiguen nunca del todo, pero desde las pequeñas cosas que vivimos podemos buscar en nosotros estas cualidades ingénitas y reales, las cuales nos acompañan siempre desde el mismo sentido, porque parten de lo más propio, que quizás no son pensamientos o emociones, sino el silencio de esa voz que llaman la conciencia, y que puede escucharse cuando prestamos atención, pero una práctica que no debe ser sólo como cuando truena, que nos acordamos de Santa Bárbara, sino siempre.

Es bueno, positivo y relevante aceptarse siempre a uno mismo. Sin fustigarse con culpas de algo que es pasado, pero además, con la convicción de que podemos cambiar, dejar de ser víctimas del propio encierro que producen las carencias o las situaciones que vivimos como encerronas, pues alguien dijo que buscamos los problemas porque necesitamos de sus dones, y quizás ahí anida el impulso que nos hace sonreír un día nublado; un impulso que sabe lo temporal que son las nubes y la infinita posibilidad de cambiar nuestro talante, simplemente creyendo que podemos hacerlo... es más: debemos.

La duda es la respuesta del temor a equivocarnos, con lo cual, no es duda sino miedo.
Parece que cuanto más mayores, más temor... ¿porque pensamos más? ¿porque hemos vivido más?

La prudencia no es la duda. Prudente es la tortuga e impulsiva es la liebre, pero la tortuga, no lleva en su caparazón más que lo necesario para caminar... ¿qué llevamos en el nuestro?

Para mí, el caparazón del ser humano es la mente. Llevar lo necesario sería ideal y, además, por el tiempo descubrimos que no somos lo que pensamos, sino lo que hacemos y que nos podemos seguir haciendo siempre, porque lo que somos va más allá de lo que nos dictan los sentidos.

Quizás la tortuga imagina más que piensa. Quizás ella no se distrae y siempre lleva consigo todo lo que es y no le pesa porque lo acepta y camina al mismo tiempo y su velocidad acompasada a ella misma, hace que andar y reflexionar sea una misma cosa...

Emig

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7 comentarios:

Esther dijo...

Hola Emig buenas reflexiones pues el futuro por ejemplo nos trae dudas y miedos a veces por lo desconocido.. Tiene tantas variantes posibles el futuro de una persona que es muy dificil adivinar cuál será.El pasado nos trae buenos malos recuerdos,pero a la vez la seguridad de conocerlo, y el presente no hay más que vivirlo disfrutarlo y hacer de él un buen pasado y crear unas buenas expectativas futuras.

Besos

Emig dijo...

Esther... ¡ni más ni menos! Tus palabras finales sintetizan la importancia del eterno presente.
:)

Besos YA mismo.

Elú dijo...

Quizás la tortuga se distrae porque decide hacerlo, porque cree que en esa distracción puede encontrar la liviandad y fluidez que necesita para dejarse andar en el camino, para transformar la incertidumbre que congela en un misterio que arrebata la acción del universo mismo para depositarla directamente en nosotros, dándole así propósito al tan esquivo ahora.

Gracias por tu reflexión Emig

Saludos

Anónimo dijo...

Hola Emig. Dudar no es tan malo, ¿no crees? Te hace pensar y, sobre todo, elegir, ser dueño de tu vida (aunque seé que algunas cosas no dependen sólo de uno mismo). Tomar las riendas y madurar. El pasado pasó y el futro es incierto; lo peor, el sentimiento de culpabilidad. Deberíamos poder deshacernos de él porque todos nos equivocamos y cuando has metido la pata de nada sirve lamentarse, sino volver a empezar y en todo caso, si hiciste daño, pedir perdón.

Y seguir.

Un beso

Emig dijo...

Gracias por la tuya, Amaro. Entiendo lo que dices como llegar a la profundidad de la profundidad, es decir, a la esencia y ahí es donde anida el movimiento puro y no caben las incertidumbres, indecisiones, tan solo el fluir...
Encantado de leerte. Un abrazo

Emig dijo...

Hola Reina.

No entiendo como "malo" el dudar. Solo que las dudas desde donde las observo, son pensamientos que entorpecen el propio fluir y lo condicionan. Cierto es que la humildad es fundamental pues, nunca se sabe todo y el conocimiento no sirve cuando no es practicado y quien lo practica no se alza como mejor o peor, sino con la humildad que despide lo que somos, que es quizás uno más en el camino.
Este post, lo hice con el contraste de retazo que incluyo al inicio, el cual habla de la duda de una manera que me gusta mucho, pero al mismo tiempo, intento profundizar en la llamada duda y decir cómo la veo yo, donde la veo situada y lo que es muchas veces.
Muy cierto que dudar es darse camino para seguir, dudar de uno mismo es darse la posibilidad de cambiar...

Un beso

Odei dijo...

Hola Emig!

Fantástico tu escrito. Yo pienso que el pasado, pasado está y no debemos culparnos por hechos ya sucedidos, como dice el refrán " a lo hecho pecho" y el futuro es tan incierto que quien sabe lo que nos deparará por lo tanto hay que vivir el presente, por que al fin y al cabo la vida son esas pequeñas cosas cotidianas y hay que disfrutarlas.
Las dudas, a veces simplemente son miedos a un cambio, a lo inseguro, cierto que a veces nos perjudican pero nos dan la posibilidad de decidir, de cambiar y elegir nuestro camino.

Un abrazo.