Diario de un abordado

Llegado un momento no sé por dónde salir. Pensaba que el hecho de estar solo, favorecería mi espacio y simpatía hacia mí mismo, hacia mis cosas. Craso error por lo que veo, pues no es así y todavía me siento más enjaulado, casi procesado con un único delito a mis espaldas: desorden.
Resulta que lo quiero todo, que necesito actividad porque parado me siento la caída de mi propio imperio.
A veces, yo sin ir más lejos, parezco un estado de corrupción, con el pensamiento de escapar desde un imposible que sería volver al feto que me trajo al mundo, sintiendo su protección junto al líquido amniótico.
Pero no, por mucho que imagine o me esconda, aquí estoy.
Tendré que empezar y lo hago desde el mejor camino: orden.
Y comienzo desde el mejor inicio: priorizando.
La frase de que el tiempo es oro ya no me agobia la conciencia, ni aturde con demasiados pestañeos el ojo que utilizo siempre para observar por la mirilla del "qué hago".
Cierto es que las cosas por hacer están ahí. Cierto es que a veces sólo cumplo lo más justo. Cierto es que me gusta además leer, escribir y ver películas, también dar mis paseos a veces solitarios, pero no a destiempo ¡caray!
Me gusta eso de priorizar, como también, ahora que lo pienso, prevenirme a mí mismo de la importancia de ser consecuente con esa agenda escrita fuera o dentro, pero hay que cumplirla.

Así me siento mejor, incluso bien. Esto de dejarse llevar es un timo...

Emig


"—¿Acaso no vivimos en el mismo mundo objetivo? —preguntó cierta vez un discípulo a su gurú.
—Sí —respondió el maestro—, pero tú te ves a ti mismo en el mundo y yo veo al mundo en mí mismo. Ese pequeño cambio preceptual crea una enorme diferencia entre libertad y servidumbre"

D. Chopra

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